Duque nombra su segundo ministro: Andrés Valencia Pinzón en la cartera de Agricultura

–El presidente electo Iván Duque anunció este viernes la designación del segundo ministro de su gobierno que arranca el próximo 7 de agosto. Se trata Andrés Valencia Pinzón, quien será el jefe de la cartera de Agricultura. El pasado miércoles, Duque nombró a Alberto Carrasquilla como ministro de Hacienda.
Valencia Pinzón es Economista de la Universidad de los Andes y se viene desempeñando como presidente de la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi).
El presidente Duque hizo el anuncio a través de su cuenta en Twitter:
He designado como ministro de Agricultura al economista Andrés Valencia Pinzón, quien cuenta con amplio conocimiento técnico y gerencial, y se ha desempeñado como presidente de @FenaviColombia, gerente comercial de @FedeCafeteros, gerente del ICA y negociador ante la OMC. pic.twitter.com/LiqDEc9EkE
— Iván Duque (@IvanDuque) July 13, 2018
Andrés Valencia ocupaba el cargo de gerente comercial de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia cuando el 8 de noviembre de 2013, fue designado presidente ejecutivo de la Federación Nacional de Avicultores, Fenavi.
Ha sido Gerente General del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), Asesor Internacional de la Federación de Cafeteros, Negociador Internacional del Ministerio de Comercio Exterior, Negociador de la Misión de Colombia ante la OMC y asesor del Consejo Superior de Comercio Exterior.
A propósito del sector agropecuario, Valencia Pinzón ha criticado el Estatuto Tributario, el cual considera «uno de los grandes responsables de que Colombia sea poco competitiva, corrupta y con un ambiente desfavorable para los negocios».
Aseguró que el campo colombiano no puede tener la misma estructura tributaria que tienen otros sectores. La condiciones competitivas son inferiores en comparación con el sector financiero o el industrial, pues existe una brecha enorme en cuanto a la provisión de bienes públicos como la infraestructura, telecomunicaciones e incluso la seguridad.
Por eso propuso considerar una tasa de impuesto de renta diferencial para el sector agropecuario. «Esto jalonaría a inversión y la generación de riqueza en el campo, fomentaría el empleo y ayudaría a construir una oferta de alimentos adicional, una vez se resuelvan los conflictos de tierras, en la altillanura. De cara al posconflicto, más que proyectos asistencialistas, se necesitan incentivos para la inversión en el campo y estos tendrán que venir de la mano de la provisión de bienes públicos y de una estructura tributaria que le permita a los proyectos agroempresariales salir a competir a los mercados internacionales», concluyó.
Valencia Pinzón también se ha pronunciado sobre un tema de palpitante actualidad: la corrupción.
«Nuestro sistema político y sus protagonistas corroen esta sociedad y su sistema democrático. El contubernio de los gobernantes y precandidatos con políticos regionales corruptos incide en el panorama electoral de Colombia y contamina la legitimidad de quienes son elegidos a punta de una compra de votos cada vez más sofisticada en su modus operandi», señaló.
Estas son otras precisiones que ha hecho sobre el asunto sobre el cual el nuevo presidente Iván Duque ha señalado que combatirá con prioridad:
«La vieja práctica del clientelismo sigue vigente y la repartija burocrática, cada vez más descarada, es la moneda de cambio para que los gobiernos puedan sacar adelante sus iniciativas en los cuerpos legislativos nacionales y regionales.
Hoy gracias al clientelismo no importa si el Gerente de un Instituto descentralizado es Pepito Pérez, o si la directora de una Agencia Nacional estatal es Fulanita Detal. Lo que importa es el político que está detrás de ellos, el cual decide la ejecución de los presupuestos y aprueba las contrataciones. Todo con el fin de seguir alimentando por cuenta del erario público un imperio corrupto nacional o regional que seguramente heredó de su padre o de algún pariente cercano. Porque si hay algo claro con la corrupción en Colombia, es que no hay “nuevos ricos”, esto es un negocio que ha pasado de generación en generación.
Gracias a la corrupción se pierde el dinero de los impuestos de los colombianos lo que obliga a hacer reformas tributarias que buscan tapar el hueco fiscal generado por unas obras cuya ejecución no culmina por las artimañas de los contratistas; por cuenta de un contrato de alimentación escolar manipulado por los gobernantes de un Departamento abandonado por el Estado o por un cartel de enfermos inexistentes que ordeña los recursos de la salud.
Pero en Colombia seguimos intentando la vieja receta: acabar la corrupción por Decreto.
Y eso no funcionará mientras nuestro sistema de justicia siga enarbolando las banderas de la impunidad. No funcionará mientras el estado sigue creciendo en su tamaño y en su nivel de gasto. Tampoco funcionará si la meritocracia en los nombramientos de los cargos oficiales se la pasan por la faja. Y menos funcionará si en Colombia el voto sigue sin ser obligatorio y toca convencer a punta de tamal y aguardiente a la gente para que salga a votar.
Hoy por primera vez en muchos años el país tiene en sus entes de control funcionarios ejemplares que con seguridad no irán a repetir las nefastas gestiones de sus antecesores, ni su gestión los convertirá en personajes delirantes que abusaron del poder de sus investiduras. Sus recientes acciones en contra de los últimos escándalos son la muestra perfecta de su firmeza y compromiso contra el flagelo de la corrupción.
Nos corresponde a los gremios, a los empresarios y a los ciudadanos vigilar la gestión del gasto público y denunciar hechos que afecten la transparencia de su ejecución. Porque la democracia está en riesgo y la corrupción la permea todos los días».