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Cabecillas de las Farc condenados por delitos de lesa humanidad deberían abandonar curules en el Congreso: Iván Duque

–El presidente Iván Duque afirmó que los cabecillas de las exFarc condenados por crímenes de lesa humanidad deberían abandonar sus curules en el Congreso mientras cumplen sus condenas y su partido puede reemplazarlos para que no pierdan esos escaños parlamentarios que hoy ocupan.

«Eso es coherencia», proclamó el mandatario colombiano, quien reiteró que el Acuerdo de paz firmado por su antecesor Juan Manuel Santos con ese grupo guerrillero, requiere ser «enmendado», porque, además, «no está funcionando en partes» del territorio colombiano.

En entrevista que concedió a Stephen Sackur, del programa de televisión Hard Talk, de la BBC de Londres, el presidente de Colombia señaló:

«Desafortunadamente, a un año y medio desde que el acuerdo se firmó, hemos visto un crecimiento exponencial en los cultivos ilícitos, hemos visto la violencia aumentar en el territorio y crear una amenaza a la población colombiana…»

¿Está usted diciendo que el acuerdo de paz no está funcionando?, le preguntó el periodista:

«En algunas partes del país, no. Eso ha sido reconocido incluso por gente que apoyaba antes… Miremos los hechos…

«Déjeme, termino el argumento. Cuando vemos lo que está pasando en Colombia hoy, lo que todos queremos desesperadamente es tener una paz duradera, y para tenerla tenemos que enmendar las cosas que no están funcionando bien».

Frente a la posibilidad de Colombia «se hunda nuevamente en una guerra entre el Estado y la guerrilla de las Farc», Duque precisó:

«No veo que eso vaya a ocurrir, porque de hecho dije desde el primer día de mi gobierno, que todos los miembros de las Farc que son parte de la base de las Farc, que se han desmovilizado, que se han reinsertado (en la legalidad), les vamos a dar apoyo, les vamos ayudar a encontrar una actividad productiva, les vamos a dar asistencia sicológica, y queremos inversión social para seguir acudiendo a las regiones que han sido afectadas por la violencia. Y tenemos que cumplir esas promesas».

Además refirmó:

«Siempre dije que no iba a destruir el acuerdo, que tenemos que hacer las enmiendas apropiadas para que tengamos una paz duradera en Colombia. ¿Qué quiere decir eso? Que podamos ponerle fin a la expansión de cultivos ilícitos, que podamos sancionar a las personas que tienen armas ocultas o activos ocultos que deberían ser entregados para atender a las víctimas».

Además notificó: «Algo que también es necesario es que las personas condenadas por crímenes de lesa humanidad deberían tener que abandonar sus puestos en el Congreso mientras cumplen sus condenas, pero el partido (de las Farc) puede reemplazar esas personas para que no pierdan los escaños parlamentarios que ya tienen; eso es coherencia».

El periodista le planteó:

-Su esfuerzo por cambiar la naturaleza del acuerdo, por modificarlo, supongo que refleja lo que sus críticos describen como su dependencia en el apoyo y el respaldo del expresidente Álvaro Uribe. Él odió ese acuerdo, continúa odiando ese acuerdo y algunos en Colombia lo ven a usted como su títere.

Duque respondió:

«El presidente de Colombia soy yo. Yo fui elegido con la mayor participación electoral en la historia de Colombia y yo quiero servir a todo el pueblo colombiano. Y lo que todo el pueblo colombiano quiere es paz duradera. Y para tener paz duradera necesitamos tener justicia y la justicia necesita la legalidad».

El International Crisis Group, un respetado grupo de consultores internacionales, dice que si usted sigue con sus esfuerzos por modificar el acuerdo, «podría desatar una renovada violencia, podría obstaculizar la extensión de la autoridad del Estado y la actividad económica legal a esas regiones rurales abandonadas hace tanto tiempo, y podría alimentar el crecimiento de grupos armados ilícitos». Es decir, Colombia podría hundirse en la violencia que vimos antes.

Sobre el problema del narcotráfico, el presidente Duque dijo que lo que se necesita es tener coherencia en la política. Esto quiere decir tener una política de Estado.

Y concluyó: «Entre 1999 y 2012, redujimos los cultivos ilícitos de 180.000 hectáreas a 50.000. Hoy tenemos más de 200.000. ¿Que debemos hacer? Tener un programa integral que incluye erradicación y sustitución pero también tiene que ver con la promoción del emprendimiento y buscar actividades productivas».