Bogotá

Tres nuevas formas de conocer El Bronx: relatos de los que no tienen voz

Imagen de un muñeco de trapo
Luego de que la Fundación Gilberto Alzate Avendaño anunciara los ganadores de la beca ‘Nuevos Medios, Relatos Cortos del Bronx’, con el objetivo de brindar estímulos y apoyo a los proyectos audiovisuales que contaran relatos inspirados en historias positivas sobre el Bronx, llegó el día de mostrar los tres productos finales.

Eran las 6:30 de la noche del pasado jueves 7 de noviembre. La entrada era libre para los ciudadanos y una maqueta hecha con materiales reciclables representaba la arquitectura de lo que era el sector conocido como ‘El Bronx’ y al mismo tiempo, parecía que daba la bienvenida a los asistentes.

Imagen de una maqueta del Bronx

La luz era tenue, al fondo se ubicaba un letrero con retazos de telas de colores que decía ‘Bronx’. Poco a poco se ocuparon las sillas, se iluminó el escenario y se escuchó una voz:

“Los invitamos a un viaje que nos acerca a las heridas de los que no tienen voz, el recorrido es a través de las profundidades del Bronx, una antigua zona de violencia que hoy está emergiendo y pidiendo auxilio”.

Primera historia: Un podcast que narra los recuerdos, vivencias y sueños de un demolido Bronx

Adrián Gómez, un maestro de artes plásticas de origen cubano en compañía de los artistas bogotanos Nicolás Almanza y Johana Ramírez, representante del proyecto ‘Paralaje’, narraron los fragmentos de un podcast o pieza de audio que describía los sentimientos de dos peregrinos que recorrieron y sobrevivieron al Bronx.

Imagen de los integrantes de la primera historia

Dos peregrinos cuyo objetivo consistía en sanar el espacio demolido del Bronx a través de sus recuerdos, vivencias y los sueños que pudieron nacer allí. Sanar el espacio con el poder de la palabra y la magia del lenguaje.

“¿Dónde estábamos cuando pasaron estos horrores? ¿Por qué permitimos que este lugar se instalara en nuestra cotidianidad sin hacer nada? ¿Por qué aún no somos capaces de reapropiarlo?”, las incógnitas merodeaban en el ambiente.

Adrián y Johana transportaron a los asistentes, por medio de la palabra, a escenarios comunes del desaparecido Bronx y sus alrededores, como la Plazoleta de Los Mártires, la zona ‘L’, el obelisco de la plazoleta y las ruinas del lugar.

“Quizá uno de los mensajes principales es que esos territorios a los que le tenemos miedo existieron o existen porque nosotros, los habitantes de la ciudad, permitimos con nuestra indiferencia que se instalaran en nuestra cotidianidad. No le demos la espalda a esos mini Bronx que se están formando en la ciudad”, narró Johana.

Adrián evocó a su lugar de origen y lo describió en esta frase: “La Cuba en la que nací se hace presente acá como en mi Habana. Este lugar, el Bronx, está cargado de misticismo y de soledad. En mi país se entiende que el agua tiñosa es la mensajera del cielo o del sol y que está relacionada con la vida o con la muerte”.

También aseguró que para hacer este trabajo hubo que ponerse en el lugar de alguien que hubiese vivido en El Bronx y a él no le quedó difícil, pues sostuvo una relación carnal con el lugar, su hijo nació allí y es más que un motivo para seguir adelante.

Segunda historia: Bronx In Motion 2019

Fredrika Andersson, una joven estudiante de ciencias políticas que viajó de Suecia a Bogotá para realizar sus prácticas sociales, decidió unirse con Mario Barrero, un joven colombiano del equipo Living Legends y con quién desde sus experiencias en procesos de animación digital construirían este proyecto.

Imagen de integrantes del segundo grupo

Invitaron a ocho estudiantes del Colegio Integrado La Candelaria de Bogotá y con ellos construyeron personajes, historias, atmósferas y relatos que fueron animados bajo la técnica conocida como ‘stop motion’, que luego se convirtió en una película corta que narra una historia del Bronx.

La maqueta que se encontraba en la entrada había sido construida por estos niños estudiantes y fue el escenario en el que se filmó la película. Esta escenografía fue labrada paso a paso, mientras los estudiantes aprendieron sobre la prevención de sustancias perjudiciales para la salud y la vida.

Imagen de una maqueta del Bronx

La película narra las historias y relatos del Bronx, de dos personas que vivieron y sobrevivieron al lugar. Un hombre, Juan Carlos, y una mujer, Astrid Torres, quienes por diversas circunstancias terminaron presos del consumo de sustancias psicoactivas y compartieron momentos al interior del Bronx, como su gusto por el baile.

Tanto Astrid como Juan Carlos hoy pueden contar sus historias, sobrevivieron al Bronx. Ella ahora es un Ángel Azul, pertenece a ese grupo de personas que trabajan para salvar vidas en Bogotá, que ayudan a habitantes de la calle a cambiar su realidad, apoyados por la Secretaría de Integración Social.

Juan Carlos es un bailarín de la carrera séptima en Bogotá, dicta clases y asegura de manera jocosa que todos los días baila con 20 o 30 mujeres diferentes y de todo el mundo.

“Salir del Bronx representó un cambio enorme. Una de las enseñanzas que me dejó es que debemos prestar más atención a la juventud y sentar buenas bases al interior de los hogares. Hay que educar a los jóvenes y evitar que terminen inmersos en el consumo”, narró Juan Carlos al público.

La película ‘Bronx in motion’ será traducida a dos idiomas y además de ser llevada al Colegio La Candelaria para sensibilizar a los estudiantes, será expuesta en centros de cultura de Bogotá y en pequeños cinemas de la ciudad de Uppsala, en Suecia.

Tercera historia: un poema audiovisual llamado ‘Shoa’

Diego Alejandro Gasca es un productor y realizador audiovisual bogotano quien unió fuerzas con el poeta y escritor chileno, Cristian Compagnon, para construir un corto multimedia que narra historias del Bronx de manera poética.

Imagen del público

La historia está cargada de imágenes que muestran la antigua arquitectura del Bronx, sus ruinas y al mismo tiempo mezcla relatos poéticos. Es una mirada artística de dos minutos que refleja lo que representa este lugar para la sociedad.

Cristian Compagnon es ingeniero, pero escribe desde que tenía 14 años, visitó las ruinas del antiguo Bronx junto a Diego para inspirarse y además de escribir la poesía de la historia, también compuso la parte sonora con guitarras eléctricas, efectos y plegarias u oraciones como el padre nuestro.

“La mayor reflexión que he podido tomar de lo sucedido en el Bronx es que estos lugares son el resultado de una indiferencia, de una falta de amor que se cultiva en todo el mundo. La desaparición, el olvido, la incertidumbre fueron la inspiración para hacer este corto”, narró Cristian.

Imagen de Cristian Compagnon hablando al público

El corto invita a visibilizar lugares como El Bronx, a ponerse en los zapatos de las personas que por diversas circunstancias terminaron allí y a abrir los ojos para no permitir que nazcan más lugares como estos, con todo lo que representan en la ciudad.