
Uno de los grupos poblacionales con mayor necesidad de cuidado especial es el adulto mayor y más en tiempos de pandemia, se ve con más preocupación su integridad física y entorno al ser el grupo social más vulnerable y con más victimas a nivel mundial.
Según información de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en América Latina y el Caribe donde la cifra es de 60 millones de personas mayores de 60 años. Por tal motivo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una alerta acerca de que esta es la población con mayor riesgo de contraer el virus. Un ejemplo de esto son los casos en Europa que llegan al 50% de los fallecimientos por coronavirus se presentaron en los hogares geriátricos.
A esto se suma las personas con enfermedades base como diabetes, hipertensión, obesidad, cáncer, problemas respiratorios y cardíacos tienen más probabilidades de contraer el virus y morir.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) la población de adulto mayor en el país son 60% son hipertensos, el 18%, tiene prevalencia de diabetes mellitus, el 14% padece de enfermedad isquémica cardíaca, el 11% sufre de Enfermedad Pulmonar Crónica y el 41% reportó síntomas depresivos, que han aumentado por el aislamiento durante la pandemia.
Aparte de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), uno de los principales focos de contagios son los hogares geriátricos ya que allí comparten muchos espacios de interés social. A esto se le suma la falta de personal sanitario y materiales de protección (mascarillas, geles, desinfectantes…), las enfermedades crónicas de los abuelos y el abandono por parte de sus familiares.
Cuando inició el aislamiento a causa de la pandemia, una de las primeras medidas que tomaron los gobiernos del mundo fue restringir las salidas al exterior y tener contacto social, acto que provocó al soledad de muchos adultos mayores. Otra medida fue organizar un esquema de consultas médicas y terapias a través de video llamadas, aunque si era necesaria la presencia del paciente el cuerpo médico ofrecía un servicio a domicilio para atenderlo, evitándole traslados y contacto con otras personas.
Marcela Miranda, fisioterapeuta especializada en cuidado del adulto mayor, rehabilitación y telemedicina de Life&Care afirma “Esta experiencia de soledad física y emocional para muchos agravó su situación, por lo que se vio la necesidad de incentivar campañas en pro de hacer acompañamiento al adulto mayor, a través de video llamadas y reuniones en línea. Sin embargo, el contacto humano hace falta, así como los cuidados en casa: atención médica, terapias y compañía”.
La OMS afirma que si el adulto mayor se encuentra en un sitio conocido aumenta sus niveles de confianza, independencia y autonomía .
BENEFICIOS DE LOS CUIDADOS EN CASA
- Garantiza tranquilidad de su cuidado futuro
- Respeto por sus preferencias
- Impactando de forma positiva su salud mental, física y emocional.
Los servicios domiciliarios no solo son beneficiosos para el adulto mayor sino para su familia, porque les ahorra tiempo, dinero en diligencias y están más tranquilos.
Según cifras del Banco Interamericano de desarrollo (BID) es poco el número de profesionales preparados para el cuidado del adulto mayor y las entidades son escasas.
Según el censo nacional de la población del DANE 2018, se evidencia que para este año, por cada 100 personas en edad económicamente activa, se estima que hay 20 personas mayores de 59 años, y la esperanza de vida en Colombia asciende a 79 años para las mujeres y 73 años para los hombres.
Según Miranda, en América Latina y el Caribe se considera que más de 8 millones de adultos mayores son dependientes funcional, es decir que no pueden llevar a cabo al menos una actividad básica de su vida diaria. Esta dependencia afecta al 12% de las personas de 60 años aproximadamente, y a casi el 27 por ciento de los que tienen más de 80 años.
En Colombia de cada 100 personas mayores de 80 años, 34 son dependientes y requieren cuidado en casa. 292.355 (45%) de personas mayores de 59 años con discapacidad residen principalmente en el Valle del Cauca, Antioquia y Bogotá.
Si la tendencia de enfermedades crónicas continúa, esta cifra puede llegar a sobrepasar los 2 millones en los próximos diez años, representando más de la cuarta parte de la población de más de 60 años.