Opinión

Mano dura contra el terrorismo

Por: Juan David Escobar Cubides
El Gobierno Nacional está poniendo en cintura a los enemigos de la patria. Recientemente, hemos observado acciones determinantes en contra de los más temidos terroristas; esos mismos denominados objetivos de alto valor que desde el país vecino hacen de las suyas con complicidad del rufián Nicolás Maduro.

Y es que la verticalidad del Gobierno Nacional ahora sí va en serio: desde cercar diplomáticamente al bandido analfabeta de Maduro, hasta asfixiar en sus madrigueras a los malditos genocidas de Gentil Duarte, Márquez, Santrich, Romaña, y El Paisa. Lo cual aplaudimos sin vacilación, puesto que ese es el único camino para proteger a nuestra democracia.
Razón tuvo un abogado penalista cuando propuso a través de una obra magistral darle muerte al tirano; ese mismo que con su venia y, desangrando a su país, ha auxiliado a los enemigos de Colombia. La muerte del cabecilla Maduro, de Diosdado Cabello y del Cartel de los Soles es una necesidad que apremia para el bienestar de Latinoamérica.
A decir verdad, Nicolas Maduro, un cavernícola coño de su madre, no ha escatimado esfuerzos para desestabilizar a Colombia. Principalmente, desde su degradante espionaje, con el que pretende sabotear la estabilidad democrática de la nación. Tanto más, produce una indignación mayúscula conocer los movimientos, el patrocinio, la libertad y el impulso que Maduro le está dando a los bandidos de Colombia para que desde Venezuela delincan en contra nuestra.
Dar de baja a los bandidos en mención, principalmente a Maduro, configura un acto de legítima defensa. El ordenamiento jurídico permitiría hacerlo, dado que, bombardear el palacio de Miraflores sería una magnifica alternativa si no fuera por el respaldo del psicópata Vladimir Putin, quien, dicho sea de paso, respalda todos y cada uno de los desmanes de Maduro porque desde hace una década tiene el ojo puesto en Colombia.
¿Cuál es la gravedad del asunto? Que los protegidos de Putin, es decir, los narcoterroristas Maduro, Márquez, Santrich, Romaña y El Paisa estarían implicados por concierto en los delitos de conspiración para narcoterrorismo, conspiración para importar cocaína a Estados Unidos, posesión de ametralladoras y aparatos destructivos, y conspiración por posesión de ametralladoras y aparatos destructivos. Razón por la cual, comparten con cabezas visibles del régimen venezolano, una imputación de cargos emitida por la corte del Distrito Sur de Nueva York.
Como si fuera poco, según las evidencias presentadas por la justicia norteamericana, el cartel de los Soles, grupo de mafiosos dirigido por militares del régimen venezolano, trabajó de la mano con las Farc desde el año 1.999.
Puntualmente, altos mandos del gobierno venezolano proporcionaron armas y municiones a los miembros de las Farc, y se coordinaron relaciones internacionales con Honduras y otros países para facilitar el tráfico de cocaína a gran escala.
Esto quiere decir que muchas de las armas con las que los bandidos de Farc destruían a Colombia provenían, directamente, de los Hijos de P… (hijos de pérdida) de Venezuela. De la misma manera, el dinero traqueto que adquirían desde el año 1.999 (llegada al poder del muy despreciable Hugo Chávez) fue compartido, tal y como lo hacían en su momento los miembros del Cartel de Medellín y de Cali.
Sin más ni más, nos produce excesiva grima conocer cómo alias Iván Márquez vive en un condominio resguardado por hombres de Nicolás Maduro en el casco urbano de la ciudad de Elorza, a pocos kilómetros del departamento de Arauca. Produce la misma sensación que puedan caminar por Venezuela en medio de los civiles hambrientos y desolados. Y, que, además, puedan desplazarse en caravanas de camionetas, con indumentaria militar, fuertemente armados los HP de Santrich y el Paisa.
¿Cuál es la solución? Como bien lo propuso el presidente Duque: hay que insistir con el cerco diplomático, encaminado a desconocer al régimen ilegítimo de Maduro. Pero para ello es indispensable fortalecer el mismo, de tal forma que sean más las naciones unidas en contra del tirano, pues esa es la única alternativa viable para que el sátrapa dimita del poder.
El palo no está para cucharas: estamos en presencia de un régimen criminal que goza del respaldo ruso, pero que además avala a quienes durante décadas han atentado contra Colombia.
Personalmente, debo confesar que, en mi calidad de ciudadano colombiano, me emocionaría sobremanera que Estados Unidos pudiese intervenir militarmente para capturar o, en su defecto, acabar con la humanidad del tirano Maduro y el Cartel de los Soles. Chávez y Castro esperan por ellos en el inframundo.
@JuanDaEscobarC