Un avión que cubría la ruta de Varsovia a Nueva York, estaba por llegar a su destino, cuando una de sus ventanas comenzó a romperse y de inmediato se activaron los protocolos se seguridad de la tripulación para mantener la calma y la seguridad de los pasajeros.

Las personas que se encontraban cerca a la ventana, se alejaron de forma inmediata, temiendo que la grieta aumentara de tamaño y pudiera ocasionar daños graves. El piloto inició el descenso a menos de 10.000 pies, para bajar los niveles de presión y organizar un desvío de emergencia como segunda opción.

Este protocolo se mantuvo por un tiempo estimado de 15 minutos, debido a que el avión se encontraba a 450 kilómetros de llegar al aeropuerto internacional John F. Kennedy.

La aerolínea indicó que se rompió el fotocroma que recubre el vidrio de la ventana y no el vidrio en sí, y aseguró que ni las personas ni el vuelo estuvieron en peligro.

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