A tan solo un año en el poder, el declive de Gustavo Petro parece imparable
El 19 de junio de 2022 Gustavo Petro ganaba las elecciones presidenciales por un estrecho margen y se convertía en nuevo presidente de Colombia. Casi dos meses después, el 7 de agosto, tomaba posesión de su cargo. En total, un año que ha estado marcado por algunas luces y muchas sombras.
Tanto es así que pese al poco tiempo que lleva al frente del país, su figura está muy cuestionada y su popularidad se encuentra por los suelos. Si las cosas siguen igual, estos tres años que todavía le quedan dirigiendo Colombia se le pueden hacer muy largos.
Sus primeros meses fueron exitosos. El exalcalde de Bogotá consiguió amplias mayorías en el Congreso con el objetivo de llevar a cabo profundas transformaciones políticas y sociales. Fruto de este consenso, sacó adelante su reforma tributaria.
Paralelamente, puso en marcha su programa de Paz Total, un intento de diálogo con los siete mayores grupos armados, entre los que se encuentran los disidentes de las FARC o el ELN.
Y con estas dos medidas acabó su luna de miel en la presidencia de Colombia. Los siguientes meses han estado protagonizados por los escándalos, la falta de consenso legislativo y la dificultad para sacar adelante más reformas. Mientras tanto, el apoyo de los millones de personas que le dieron su confianza hace un año empezaba a flaquear.
Las reformas a los sistemas de salud, laboral y de pensiones se encuentran ahora ante un futuro incierto después de que la coalición legislativa que Petro había conseguido forjar haya saltado por los aires. Ante este creciente aislamiento, el presidente ha endurecido su discurso y se ha rodeado de sus fieles, advirtiendo que de no salir adelante estas medidas, se estará desoyendo la voluntad popular.
Los datos de los sondeos son reveladores. Dos de cada tres encuestados (un 66%) revela que no ha percibido el cambio prometido por Petro, mientras que un 70% considera que el país va mal, con la economía, el desempleo y el coste de la vida como principales preocupaciones.
Un escándalo grave
A esta parálisis legislativa se han unido varios escándalos que han puesto en cuestión la figura del presidente. El más sonado ha sido el presunto abuso de poder e interceptaciones telefónicas ilegales que involucra a Laura Sarabia, exjefa de Gabinete, y Armando Benedetti, exembajador en Venezuela.
Pese a que ambos han renunciado, no se puede olvidar que el segundo fue clave para garantizar la elección de Petro, gracias a los apoyos logrados en la costa atlántica. En este sentido, ha amenazado con revelar supuestas irregularidades en la financiación de la campaña.
Por otro lado, el programa Paz Total ha tenido múltiples altibajos. Se han anunciado acuerdos de alto el fuego con cuatro actores ilegales, pero ha habido numerosos incumplimientos por parte de algunos de ellos, evidenciados en ataques a civiles y fuerzas públicas. También han sido puestas en cuestión las posibles concesiones que ha podido realizar el Gobierno en estas negociaciones.
Con todos estos factores, la aprobación a la gestión de Petro ha caído a mínimos. Una encuesta reciente de Invamer señalaba que solo un 33,8% respaldaban su figura, mientras que un 59,4% la censuraban. Una medida clara de cómo, en solo un año, la confianza en el presidente se ha reducido de manera considerable.
La buena noticia para su Gobierno es que todavía le queda mucha legislatura por delante para remontar, pero deberá conseguir avances en sus reformas pendientes y en las principales preocupaciones de la sociedad colombiana. Y no se puede olvidar que las cosas también pueden ir a peor. Lo que parece claro, de momento, es que su primer aniversario va a tener un sabor amargo.