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Se inicia la cumbre sobre el Cambio Climático COP28 en Dubai: Lo que hay que saber

–(Foto WMO/Fouad Abdeladim). Las temperaturas mundiales siguen alcanzando niveles récord y, a medida que hemisferio norte se acerca al invierno, comenzó este jueves la cumbre COP28 en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, en la cual los líderes mundiales proyecran trazar una ambiciosa ruta en la lucha contra el cambio climático.

Los temas claves son los siguientes: acordar un abandono progresivo de los combustibles fósiles, asegurar la financiación suficiente para una transición justa y sostener el objetivo de calentamiento global recomendado por la ciencia en un contexto de creciente falta de confianza en los compromisos de los gobiernos, así como entre los países ricos y el Sur Global.

Según los climatólogos, para cumplir con el objetivo de una neutralidad cero de emisiones de aquí a mediados de siglo, hay que reducir drásticamente, a un ritmo mucho más elevado, el uso del petróleo, el gas y el carbón. Los negociadores llevan años discutiendo en el seno de la COP sobre si hay que hacer un llamado al «abandono total» de los combustibles fósiles, o «gradual».

El año 2023 será según todos los indicios el más cálido de la historia. Y el mundo emitió este año más gases de efecto invernadero (que provocan el calentamiento) que nunca. La temperatura media el año pasado ya estaba en +1,15 ºC respecto a la era preindustrial.

La COP28, que se prolongará hasta el 12 de diciembre, proporcionará un vistazo de la realidad, la culminación de un proceso llamado Global Stocktake (Evaluación Global), sobre qué tan lejos ha llegado el mundo en la lucha contra la crisis climática y lo mucho que hay que corregir el rumbo.

Se espera que más de 60.000 delegados asistan a la COP28, incluidos los Estados miembros de la Convención, líderes de la industria, jóvenes activistas, representantes de comunidades indígenas, periodistas y otras partes interesadas.

Desde la adopción del acuerdo climático de París en la COP21 de 2015, las conferencias posteriores han girado en torno a la aplicación de su objetivo clave: detener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2° centígrados, y proseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.

Si París nos dio el acuerdo, Katowice (COP24) y Glasgow (COP26) nos mostraron el plan. Sharm el-Sheikh (COP27) nos encaminó a la implementación.

Ahora se espera que la COP28 sea un punto de inflexión, en el que los países no sólo acuerden qué acciones más firmes se van a tomar, sino que muestren cómo llevarlas a cabo.

Medir el progreso hacia la consecución de los objetivos de París en cuanto a mitigación, adaptación y financiación climática, y la adaptación de los planes existentes es una parte clave del rompecabezas, y es por ello por lo que la COP28 adquiere mayor importancia.

El primer balance mundial, que comenzó en la COP26 de Glasgow, concluirá en Dubai.

El proceso está diseñado para ayudar a identificar qué más queda por hacer y guiar a los países hacia planes más ambiciosos y acelerados.

Así pues, la decisión que adopten las Partes en la COP28 podría convertirse en el resultado más significativo desde la Conferencia de París de 2015.

Literalmente, la salud de nuestro planeta y el bienestar de la humanidad.

«La Antártida ha sido llamada el gigante dormido, pero ahora está siendo despertada por el caos climático», advirtió el Secretario General de la ONU, António Guterres, durante su visita a la Antártida previa a la COP28.

El hielo marino antártico está en su punto más bajo. Las nuevas cifras muestran que este pasado mes de septiembre, estuvo 1,5 millones de kilómetros cuadrados por debajo del promedio para la época del año, «un área aproximadamente del tamaño de Portugal, España, Francia y Alemania juntos».

«Todo esto supone una catástrofe en todo el mundo. Lo que pasa en la Antártida no se queda en la Antártida. Y lo que ocurre a miles de kilómetros tiene un impacto directo aquí mismo», afirmó.

Más de un siglo de la quema de combustibles fósiles y el uso insostenible de la energía y la tierra ya ha provocado un calentamiento global de 1,1° por encima de los niveles preindustriales. Cada incremento en el calentamiento exacerba la intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, las inundaciones, las tormentas y los cambios climáticos irreversibles.

2023 va camino de ser el año más caluroso, mientras que los últimos ocho años han sido los más calurosos registrados mundialmente, impulsados por el aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero y el calor acumulado.

Guterres ha dado la voz de alarma en varias ocasiones advirtiendo de que, si nada cambia nos dirigimos hacia un aumento de la temperatura de 3°, lo que significa un mundo peligroso e inestable para el ser humano y todos los sistemas de vida del planeta que nos alimentan y protegen.

«La humanidad ha abierto las puertas del infierno. Un calor espantoso está teniendo efectos espantosos», afirmó el máximo responsable de la ONU.

Casi la mitad de la población mundial vive en regiones muy vulnerables al cambio climático. Puede que los países menos desarrollados, sin litoral y los países isleños hayan contribuido poco a esta crisis, pero son ellos los que están en primera línea, sufriendo sus consecuencias mortales.

El Secretario General de la ONU ha recordado en repetidas ocasiones que la urgencia actual de acción climática se ve empequeñecida por la magnitud de la crisis, pero el «futuro no está fijado».

La ciencia es clara: aún es posible limitar el aumento de la temperatura a 1,5° y evitar lo peor del cambio climático. Pero sólo con decisiones drásticas e inmediatas, que incluyan:

-la reducción del 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 en comparación con los niveles de 2010
-el logro de las cero emisiones netas globales para 2050
-una transición justa y equitativa de los combustibles fósiles (petróleo y gas) a las fuentes de energía renovables
-un aumento de las inversiones en adaptación y resiliencia a las alteraciones climáticas

Pero hay más, como cumplir los compromisos financieros de apoyo para los países en desarrollo, garantizando 100.000 millones de dólares anuales para poner en marcha el fondo de pérdidas y daños, acordado el año pasado en la COP27, un símbolo de justicia climática.

Sin embargo, el informe de síntesis sobre las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) de la Convención, publicado en noviembre, muestra que el mundo está fracasando en su tarea de controlar la crisis climática.

“La ambición mundial se estancó el año pasado y los planes nacionales sobre el clima están sorprendentemente desalineados con la ciencia», dijo el máximo representante de la ONU. (Información Naciones Unidas).