Queridas niñez, adolescencia y juventud que viven en San Juan de La Vega, reciban mi respetuoso saludo con especiales sentimientos de veganidad.

De mi libro TEXTOS DE AMOR PARA MI VEGA, tomo el siguiente aparte:

“Hago una pausa para rememorar las historias sobre la fundación de la población. La hecha por las primeras gens o tribus y de cuyo nombre no tengo información puede tener más edad  que la de Cristo porque en las piedras de Bulucaima y Laureles hay testimonios gráficos con más de mil años.  La de Pueblo de Indios, con el nombre de Chambata, se atribuye a Diego de Herrera Bustos por orden del LICENCIADO ALONSO VASQUEZ DE CISNEROS el  12 de junio de 1605.  La de Parroquia,  por tener párroco de la Iglesia Católica e identidad como pueblo  político   y con nombre de  “San Juan de La Vega”  relacionado con  “Chinga Caliente” nombre de nuestro vecino San Francisco, fue por cuenta del Cura Antonio María Cabal de Melo y Pinzón,   posiblemente el  19 de febrero de  1777,  por  división y segregación del pueblo de Nocaima. Respecto de su cambio de parroquia a municipio no tengo datos claros, pero todo debió darse luego de la promulgación de la Constitución de  1886  y consolidarse a comienzos del siglo  XX.”

Uds. viven en La Vega que identifican como pueblo turístico, barrio de clima caliente de Bogotá y tienen el supuesto privilegio de gozar de los últimos avances de la tecnología y hasta se dejarán seducir por la llamada inteligencia artificial. Se preparan para ser buenos humanos en muchas áreas de los nuevos retos de la vida,  Esta nueva vida parece inevitable.

En lo primero que deben insistir es ser humanos: cuerpo, mente, espiritualidad, relación afectiva y social.

Lo segundo importante es entender que el mundo actual tiene retos que demandan mentes inteligentes, más inteligentes que la inteligencia artificial. Inteligentes y capacitados en cada uno de los oficios que elijan ya o en el futuro cercano.  Quien no está capacitado corre en riesgo de obedecer a ciegas, de ser manipulado, de sobrevivir sin dejar huella. No hablo de sabios superiores, de superhumanos.  Hablo de quienes, por ejemplo, realicen actos que permitan el renacer de un riachuelo, la prevención de una persona que pueda ser llamado a la comisión de ilícitos, el mejoramiento importante del cultivo sano de un alimento.

Lo tercero, entender que quienes han vivido en los últimos 100 años y quienes somos mayores de 40 años hemos cometido muchos errores y hemos logrado el desequilibrio de la vida humana y del sistema ecológico.

Nosotros sabemos que hemos hecho cambios peligrosos en el clima y que nuestros nevados tienden a desaparecer en breve tiempo, posiblemente en 20 años y con gran tontería los medios alistan sus cámaras, sus drones, sus noticieros para informar al mundo esa trágica noticia.  Somos sobremanera irresponsables. Por favor hagan que nos detengamos en esa tarea de muerte y actúen ya para que los nevados, los glaciares, las fuentes de agua renazcan y cubran la tierra para que haya vida como hace dos siglos.

Lo cuarto, saber que es indudable que tendremos invasión de robots, pero recíbanlos como apoyos y no como sustitutos de humanos. Ningún robot podrá reemplazar al ser humano en su esencia. Por supuesto que podrá reemplazarlo en muchas acciones de la vida, como lo han hechos máquinas a las que no podemos renunciar como por ejemplo los medios de transporte para ir a conocer los avances de las civilizaciones o los medios de comunicación.

En quinto lugar, aceptar y comprender que este es solo un llamado elemental para que Uds. tomen conciencia de su gran responsabilidad de rehacer la vida terrenal y la dignidad humana.

Que la Divina Providencia, la que Uds. consideren más cercana a sus convicciones, les ayude esta titánica tarea.

Con mi aprecio y mis gracias por lo que harán por preservar la vida,

Su amigo, abogado y profesor abuelo,

 Carlos Fradique-Méndez Sr.