Comisión vaticana rechaza admisión de mujeres al diaconado; sin embargo el “juicio no es definitivo”
–Una comisión de alto nivel designada por el papa Francisco, en una votación de 7 a 1, excluyó la posibilidad de permitir que las mujeres sean admitidas a la ordenación diaconal en este momento, advirtiéndo, sin embargo, que «el juicio no es definitivo» pues recomienda un estudio más profundo del tema.
El Vaticano publicó este jueves la síntesis del trabajo realizado por las comisiones que estudian la posibilidad de admitir a mujeres al diaconado, presentada al Papa León XIV por el Cardenal Giuseppe Petrocchi, con la conclusión de que descarta la posibilidad de admitir a mujeres al diaconado como grado del sacramento del Orden.
En un documento de 7 páginas, el cardenal Petrocchi precisa que, a partir de una investigación histórica, las comisiones coinciden en que en la historia de la Iglesia existieron las llamadas “diaconisas”, pero con funciones diversas y no equivalentes al diaconado masculino.
El Cardenal Petrocchi subraya que esta cuestión no puede resolverse sólo con datos históricos y que, en última instancia, corresponde al Magisterio emitir un juicio doctrinal.
A raíz del Sínodo de la Sinodalidad, se invitó a todo el que lo deseara a enviar su contribución sobre este tema. El purpurado revela que “aunque las intervenciones recibidas fueron numerosas, las personas o grupos que enviaron sus trabajos fueron solo veintidós y representaban a pocos países”.
“Por consiguiente, aunque el material es abundante y, en algunos casos, hábilmente argumentado, no puede considerarse como la voz del Sínodo y mucho menos del pueblo de Dios en su conjunto”, afirma.
Aunque no existe un consenso suficiente para admitir a mujeres al diaconado, los votos muestran posiciones divididas, con una clara tendencia a mantener la cautela a este respecto.
Por un lado, los que apoyan el diaconado femenino defienden “la condición de igualdad entre el hombre y la mujer como imagen de Dios”, mientras los que están en contra recuerdan que “la masculinidad de Cristo, y por tanto la masculinidad de quienes reciben la ordenación, no es accidental, sino que forma parte integrante de la identidad sacramental, preservando el orden divino de la salvación en Cristo”.
Para los que se oponen, “alterar esta realidad no sería un simple ajuste del ministerio, sino una ruptura del significado nupcial de la salvación”.
A pesar de la falta de consenso en torno al diaconado, sí existe unanimidad en la necesidad de ampliar los ministerios instituidos para mujeres, profundizando en la “diaconía bautismal” y promoviendo una mayor corresponsabilidad femenina en la vida de la Iglesia.
El Cardenal Petrocchi concluye recomendando al Papa León XIV seguir una línea de prudencia doctrinal en su discernimiento, así como continuar el estudio teológico del diaconado y, al mismo tiempo, abrir nuevos espacios ministeriales para las mujeres sin recurrir a la ordenación sacramental.
En el documento divulgado por el Vaticano, hace la siguiente reseña:
En su primera sesión de trabajo (2021), la comisión llegó a la conclusión de que «la Iglesia ha reconocido en diferentes épocas, lugares y formas el título de diácono/diaconisa referido a las mujeres, atribuyéndole sin embargo un significado no unívoco». En 2021, por unanimidad, el debate teológico llevó a afirmar que «el estudio sistemático del diaconado, en el marco de la teología del sacramento del orden, plantea interrogantes sobre la compatibilidad de la ordenación diaconal de las mujeres con la doctrina católica del ministerio ordenado». También por unanimidad, la comisión se pronunció a favor de la institución de nuevos ministerios que «podrían contribuir a la sinergia entre hombres y mujeres».
En la segunda sesión de trabajo (julio de 2022), la comisión aprobó (con 7 votos a favor y uno en contra) la formulación que figura íntegramente al principio de este artículo, que excluye la posibilidad de proceder a la admisión de las mujeres al diaconado como grado del sacramento del orden, pero sin formular hoy «un juicio definitivo».
Por último, en la última sesión de trabajo (febrero de 2025), después de que, siguiendo las indicaciones del Sínodo, se permitiera a todo el que lo deseara enviar su contribución, la comisión examinó todo el material recibido. «Aunque las intervenciones recibidas fueron numerosas, las personas o grupos que enviaron sus trabajos fueron solo veintidós y representaban a pocos países. Por consiguiente, aunque el material es abundante y, en algunos casos, hábilmente argumentado, no puede considerarse como la voz del Sínodo y mucho menos del pueblo de Dios en su conjunto».
El informe resume los pros y los contras. Los favorables sostienen que la tradición católica y ortodoxa de reservar la ordenación diaconal (pero también la presbiteral y episcopal) solo a los hombres parece contradecir «la condición de igualdad entre el hombre y la mujer como imagen de Dios», «la igual dignidad de ambos géneros, basada en este dato bíblico»; la declaración de fe de que: «ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús» (Gálatas 3,28); el desarrollo social «que prevé la paridad de acceso, para ambos géneros, a todas las funciones institucionales y operativas».
En el lado opuesto se ha planteado esta tesis: «La masculinidad de Cristo, y por tanto la masculinidad de quienes reciben la ordenación, no es accidental, sino que forma parte integrante de la identidad sacramental, preservando el orden divino de la salvación en Cristo. Alterar esta realidad no sería un simple ajuste del ministerio, sino una ruptura del significado nupcial de la salvación». Este párrafo se sometió a votación y obtuvo 5 votos a favor para confirmarlo con esta formulación, mientras que los otros 5 miembros votaron a favor de su eliminación.
Con 9 votos a favor y uno en contra, se expresó el deseo de que se amplíe «el acceso de las mujeres a los ministerios instituidos para el servicio de la comunidad (…), asegurando así también un adecuado reconocimiento eclesial a la diaconía de los bautizados, en particular de las mujeres. Este reconocimiento será un signo profético, especialmente allí donde las mujeres siguen sufriendo situaciones de discriminación de género».
En sus conclusiones, el cardenal Petrocchi subraya que existe «una intensa dialéctica» entre dos orientaciones teológicas. La primera afirma que la ordenación del diácono es para el ministerio y no para el sacerdocio: «este factor abriría el camino hacia la ordenación de diaconisas».
La segunda, en cambio, insiste «en la unidad del sacramento del orden sagrado, junto con el significado esponsal de los tres grados que lo constituyen, y rechaza la hipótesis del diaconado femenino: señala, además, que si se aprobara la admisión de las mujeres al primer grado del orden, resultaría inexplicable su exclusión de los demás».
Por ello, según el cardenal, es indispensable, para continuar con el estudio, «un riguroso y amplio examen crítico realizado sobre el diaconado en sí mismo, es decir, sobre su identidad sacramental y su misión eclesial, aclarando algunos aspectos estructurales y pastorales que actualmente no están enteramente definidos».
De hecho, hay enteros continentes en los que el ministerio diaconal es «casi inexistente» y otros en los que opera con actividades que a menudo «coinciden con las funciones propias de los ministerios laicales o de los ministrantes en la liturgia». (Información Vatican News).


