Nacional Política

Petro habla de la drogadicción y afirma que fue calumniado por el excanciller Álvaro Leyva

–«La calumnia lanzada contra mi, tiene que ver con que en mi vida he tenido alguna adicción. Mi espíritu revolucionario, que busca siempre libertad, es contrario a la esclavitud, y las adicciones son esclavitudes del espíritu».

Estas precisiones corresponden a un nuevo pronunciamiento del presidente Gustavo Petro sobre las afirmaciones que hizo su excanciller Álvaro Leyva Durán, cuyo nombre, sin embargo, no menciona, en escrito en su cuenta en X.

De hecho, Petro ya había dicho que había sido calumniado, tras la publicación de la carta que le envió Leyva. «Es tan vulgar el escritor que olvidó decirles que en una visita oficial de un jefe de estado a Francia, siempre hay protección física directa y permanente del servicio secreto francés. Simplemente he sido calumniado», afirmó entonces.

Ahora el mandatario, en en el resto de su nota se centra en hacer una reseña de la drogadicción, así:

La drogadicción es efectivamente una enfermedad y no se debe confundir con consumo de drogas, son dos temas diferentes. La adicción es una enfermedad sicológica que se presenta como dependencia a una sustancia o actividad: la búsqueda obsesiva de dinero, el alcohol, el azúcar, el sexo, sustancias diferentes, pueden ser consecuencia se adicción, a veces causa.

El adicto se trata y el estado debe ofrecer esos servicios de salud a la población.

Pensar que la enfermedad debe tener como tratamiento la cárcel y considerar al adicto como un criminal, es una de las peores violaciones de derechos humanos en el mundo.

Cuando te encuentras con alguien con una adicción, debes respetarlo como ser humano, y estimularlo a entrar en tratamiento.

No hay certeza sobre las causas de la adicción, una de ellas, es la falta de afecto que se desarrolla en familias, barrios, sociedades enteras. Por eso el amor es un antídoto.

El desarrollo de adicciones sobre todo en las sociedades más ricas del planeta tiene que ver con la destrucción de los lazos comunitarios y familiares que provoca el capitalismo. El capital siempre lleva a la soledad de individuos recortados, que solo sirven como consumidores o productores explotados para el capital. Por eso el centro de diversiones de las personas cada vez es más el centro comercial y no el bosque o el agua.

Y concluye: «La calumnia lanzada contra mi, tiene que ver con que en mi vida he tenido alguna adicción. Mi espíritu revolucionario, que busca siempre libertad, es contrario a la esclavitud, y las adicciones son esclavitudes del espíritu».