El núcleo colombiano en el extranjero: lo que se siente diferente esta vez
Es curioso cómo hace unos años, cada vez que un jugador colombiano firmaba con un club europeo, la gente levantaba las cejas y decía lo mismo: ojalá se adapte. Ahora, con cada vez más colombianos jugando en Europa, lo más probable es que lo haga. Claro, nombres como Falcao y James Rodríguez tuvieron grandes etapas en el viejo continente, pero ahora da la sensación de que los colombianos están realmente cómodos allá afuera. Estos son algunos de los más destacados.
Luis Díaz
Lo de Luis Díaz en el Bayern Múnich fue uno de esos movimientos que al principio generan dudas, pero que luego tienen todo el sentido. En los primeros minutos de verlo correr hacia los defensores, te das cuenta de que nada en él ha cambiado desde que salió del Liverpool. Todavía se nota el muchacho de Barrancas, escondido bajo toda la estructura y precisión de Múnich. Eso es lo que lo hace especial, y lo que hace que los aficionados y los apostadores de mejores casas de apuestas legales en Colombia crean en el Bayern. Le da desorden a un sistema que a veces lo necesita. Es el tipo de jugador que parece hablar con la pelota.
Jefferson Lerma
Si Díaz es ruido, Lerma es silencio. No es del tipo que busca brillar. En el Crystal Palace simplemente trabaja, y es el jugador que solo notas cuánto vale cuando no está. Corrige errores, corta ataques, genera espacios para los demás. Es lo que los entrenadores llaman “el equilibrio”. No da entrevistas, no se mete en dramas, solo juega sus noventa minutos haciendo lo que hay que hacer. Cada equipo necesita un Lerma, pero Colombia tiene la suerte de que el suyo, además, juega con corazón.
Luis Sinisterra
El fútbol de Sinisterra es más difícil de explicar. A veces no sabes si está pensando la jugada o simplemente reaccionando. Un segundo parece ausente, y al siguiente se mete por dentro y saca un disparo que nadie esperaba. Se le ve más libre ahora en Inglaterra que antes, más seguro de sí mismo. Es fácil olvidar lo joven que es, pero su confianza, su manera de moverse y su gusto por el riesgo son puro ADN colombiano.
Jhon Durán
Durán juega como si estuviera intentando ganar una discusión. Cada duelo, cada carrera, es algo personal. Se le nota en la cara: esa negativa a detenerse, esa necesidad de provocar algo. Es rudo, sí, un poco salvaje todavía, pero está bien. Los mejores delanteros colombianos siempre lo fueron. En el Aston Villa está aprendiendo a convertir toda esa energía en control. Cuando lo consiga, será un problema para cualquier defensa.
Yáser Asprilla
Yáser sigue siendo un chico, pero cuando lo ves jugar en el Girona, transmite una calma que no esperas. Se mueve despacio, como si supiera exactamente a dónde va a terminar el balón. De vez en cuando deja ver destellos: un giro, un toque preciso, una decisión valiente. Dale tiempo, y se convertirá en algo especial.
Este nuevo grupo no habla de generaciones doradas ni de presión. Simplemente juegan. Están repartidos por toda Europa, pero cuando se ponen la camiseta amarilla, todo vuelve a conectarse, y se puede sentir a Colombia en su manera de jugar. Lo hacen parecer sencillo, pero no lo es. Vienen de canchas de tierra y clubes pequeños, y de alguna forma terminaron bajo los reflectores de los grandes estadios a miles de kilómetros de casa. Y lo mejor de todo: ya nada de esto parece prestado. Se siente ganado.