La Griselda más conocida en el mundo es Griselda Sánchez, una actriz porno que posó desnuda –como obliga- en Play Boy, después de su presentación en Gran Hermano, y algunos videos que la muestran en impactantes contorsiones eróticas.
La nuestra se llama Griselda Yanet Restrepo y es una señora de bien, abogada de la Universidad Libre, una joven liberal nacida en Palmira, Valle, de buenas costumbres y mucha casta política.

Obtuvo la votación número 20 en el Partido Liberal y hace cola para entrar al Congreso, si la parapolítica condena al senador Luis Fernando Velasco. O al antioqueño Gaviria. Ella es la primera suplente de todos los liberales que puedan salir del Senado en los siguientes días.

También está a la espera de que se vaya de licencia Piedad Córdoba. O la impliquen en la Farc-política (si se confirman sus nexos con la guerrilla, más allá de sus esfuerzos por la liberación de los secuestrados).

No se descarta que también pueda caer el senador Carlos Julio González, no por los robos en la Alcaldía de Neiva (de los cuales él era el director de orquesta) sino por sus cercanías –denunciadas por la revista Semana- con la guerrilla de las Farc.

Y no es que Griselda esté rezando porque se caigan sus colegas. No. Es que si otros llegaron al Congreso, con ayudas irregulares, ella fue elegida con votos buenos que le deberían conducir legalmente al Congreso.

En su caso es injusta la silla vacía. En su caso no es razonable que se inventen fórmulas que le quiten la oportunidad merecida y trabajada honestamente.

Mientras algunos senadores de Cambio Radical están entrando con diez mil votos (Lara Restrepo) y en otros partidos con menos (4 o 5 mil) no entendería uno que la corajuda Griselda, quien batalló limpiamente su curul (y no alcanzó porque otros fueron elegidos en alianza con paras o guerrillos), se quede por fuera.

Quienes la conocemos, esperamos verla en la curul que le corresponde, obtenida sin “refuerzos” ilegales. Y el partido liberal debería defender esa curul.