En términos generales, este Concejo de Bogotá es mediocre, dice el ex alcalde Paul Bromberg, con quien hablamos en Radio Santa Fe. La cuestión, explica él, es que casi todos los concejales llegan a representar pequeños intereses.

“Ganan las elecciones atendiendo pequeños nichos de electores para terminar proponiendo acciones particulares, sin que se conviertan en proyectos de ciudad”, explica Bromberg.

Con evidente ironía, el ex alcalde dice que el Concejo era peor y que comenzó a mejorar cuando prácticamente le cercenaron su autonomía. Cuando pierde casi todas sus atribuciones, comienza a mejorar, explica el académico no sin lamentarlo: “Ese es un problema muy grave en nuestra democracia”.

“El Concejo de Bogotá no ha defendido, casi nunca, nada bueno”, dijo Bromberg, hablando de la Corporación, a propósito del libro que sobre los concejales estaré publicando estos días.

En Radio Santa Fe  preguntamos a los oyentes su opinión sobre el Concejo. Contestaron 690 personas. El 65 por ciento dijo que tiene una mala opinión. El 18 por ciento dijo que buena. Y el 17 por ciento se negó a responder, por no saber o porque no le importa.

Esa es otra cuestión. ¿A los bogotanos les importa lo que haga o no haga el Concejo de la ciudad? Estamos hablando de una corporación a donde se llega con 10 mil votos en promedio. Y excepcionalmente, por un fenómeno de opinión, alguien (Galán) obtiene 50 mil votos.

En el prólogo, los ex alcaldes de Bogotá Luis Eduardo Garzón y Jaime Castro se refieren en profundidad al concejo capitalino.