Artunduaga: de sal y de dulce

David Murcia Guzmán, el visionario

¡Sorpresa!.

Una encuesta realizada por Radio Santa Fe, respondida por 3.225 personas, determinó que Murcia Guzmán, el de las pirámides, no es un estafador (28%) ni simplemente un hombre astuto (33%). Es un visionario (39%).

Si el Ministro de Hacienda fuera elegido y no nombrado a dedo por el Presidente (como ocurre, no siempre con acierto) la mayoría de colombainos lo escogería, por sus formidables dotes para multiplicar el dinero y beneficiar a los más pobres.

El diccionario dice que visionario es un soñador (también que ve visiones, fantasmas). En el Putumayo votarían hoy por Murcia y no por el Presidente Uribe. Miles de personas, haciendo cola en el estadio El Campín, en Bogotá, le gritan abajos al Jefe del Estado por que consideran que Murcia les mejoró la vida, hasta cuando el gobierno lo encarceló y se tiró la bonanza.

La cambiante, emocionante, sorprendente y absurda “opinión pública”, que se mece como una ola de fanáticos de estadio, considera hoy que el malo es Uribe y el bueno es Murcia, por lo menos en los estratos sociales en que se reproducían sus pirámides, los mismos que votan y eligen congresistas y presidentes.

¡Quién lo creyera!.

El Presidente Uribe pasa hoy por el peor momento de su mandato, por cuenta de las pirámides. Y no por haberlas frenado abruptamente (después de una larga laxitud oficial) sino porque la gente cree que el negocio iba bien y que el Presidente lo interrumpió.

Y peor: metió a la cárcel al visionario, que le estaba dando utilidades jugosas a los más pobres, con un invento formidable: ganar mucho sin trabajar.

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