Artunduaga: de sal y de dulce

La excelencia de Benjamín Villegas

Mientras la industria editorial colombiana se queja por las malas ventas del año y el escaso número de lectores -frente a la avalancha de títulos- don Benjamín Villegas no sólo sigue publicando textos de enorme calidad sino que ha resuelto abrir varias librerías.

La que acaba de inaugurar en el centro comercial Gran Estación, de Bogotá, es gigante, hermosamente presentada y un oasis para los compradores.

La exquisitez personal y la consolidada calidad editorial de Villegas se ven reflejadas en su nueva librería, que suscita envidia de legos y expertos, máxime cuando todavía le estamos guardando luto a varios almacenes de libros y discos (extraño mucho a Verbalia, en la 15 con 82).

Los empresarios del país están mirando asustados la inminencia de la crisis económica (cierta o inventada) y frenan su inversiones. Benjamín Villegas opta por lo contrario: no parar, seguir creando, lanzar nuevos y llamativos productos.

Si se miran los libros de Villegas hay que aceptar que brillan por su excelencia. Y si se tiene el privilegio de conversar con Benjamín Villegas, reafirma uno que las cosas (y las empresas) se parecen a su dueño.

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