Internacional

El origen de la futura OEA sin EEUU

El nuevo bloque regional sin Estados Unidos que los países de América Latina y el Caribe buscan crear en la cita en Cancún que culmina este martes, responde a un anhelo surgido desde el siglo XIX tras la independencia, pero que comenzó a concretarse hace dos años en Brasil.

En 2008, por iniciativa del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se reunió en Bahia una cumbre de América Latina y el Caribe, que congregaba fundamentalmente al llamado Grupo de Rio y a los países del Caricom.

«Creo que ese proceso de integración que estamos haciendo en América del Sur, en América Latina y ahora incluyendo al Caribe es la más importante posibilidad que tenemos de fortalecer nuestro continente», afirmó Lula el domingo en su habitual programa Café con el presidente desde Cancún.

Esa experiencia estuvo reforzada por una carta enviada entonces por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, a sus colegas para crear un mecanismo independiente de la injerencia que Washington tiene habitualmente en el foro regional la OEA, recordó en Cancún el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño.

Ecuador hizo ese reclamo por considerar que a causa de esa influencia, la Organización de Estados Americanos (OEA) dificilmente podía actuar para detener una nueva intervención desde Colombia, país con el que rompió relaciones diplomáticas desde 2008, tras una incursión militar para atacar a un campamento guerrillero en el norte ecuatoriano.

En la reunión de Bahia, Cuba junto con Jamaica y Surinam se integraron al Grupo de Rio y se planteó la necesidad de trabajar para concretar un bloque regional en la reunión que comenzó este lunes en la zona turística de Cancún, en el sureste de México.

«Si esta cumbre pudiera tomar la decisión de crear una nueva organización genuina y únicamente latinoamericana, se habrá dado un gran paso histórico», dijo el canciller cubano Bruno Rodríguez, al diario de izquierda mexicano La Jornada.

«Incluso para la derecha latinoamericana, la concepción de que América Latina y el Caribe son una región que debe tener vida y voz propia, que no es el traspatio de Estados Unidos, sería una razón suficiente para apoyar este proyecto», agregó.

Cuba no participa activamente de la OEA, aunque ese organismo levantó el año pasado una sanción contra la isla adoptada en 1963.

«Más que en una OEA, que es muy institucional, se está pensando en un foro de concertación política, aunque aún no se tiene claro qué se busca con la fusión de los diversos mecanismos» ya existentes, explica Olga Pellicer ex representante de México ante la ONU, ahora docente universitaria.

Por otro lado la experta en relaciones internacionales de la Universidad Autónoma de México (UNAM), María Cristina Rosas, resaltó la importancia de que sean Brasil y México, los dos gigantes que concentran 50% de la población de la región y un 70% de su producto interno bruto, quienes jalonen este proceso.

México encontró en ese proceso una forma de «no volver a quedar marginado de los mecanismos regionales que siempre emanan del sur» y aprovechó para «lograr que sea en esta cumbre que se desarrolla en su territorio donde se tome la decisión política» para gestar el futuro bloque, apuntó Rosas.

El presidente mexicano Felipe Calderón al instalar la reunión recordó también que «la idea de la unidad latinoamericana es consustancial de nuestros procesos de Independencia, cuyo segundo centenario ahora celebramos» y recordó el legado de héroes como José de San Martín, Miguel Hidalgo y Simón Bolívar.

Fue justamente este último quien citó en Panamá a mediados de 1826 la primera reunión que intentó crear una confederación latinoamericana, a la que no invitó expresamente a Estados Unidos, aunque sí a Gran Bretaña que le había apoyado en su gesta independentista con tropas y dinero.