–Unas grabaciones que ponen al descubierto la vinculación no solo del narcotráfico, sino del paramilitarismo, al futbol colombiano, fueron reveladas en las últimas horas. La revista Semana afirma que ante la justicia de los Estados Unidos, narcotraficantes que se han entregado y los paramilitares extraditados han comenzado a destapar la caja de Pandora de la relación del balompié colombiano y la mafia.
La publicación señala que para la justicia de ese país, ya no hay duda de que el balompié es y ha sido una ‘lavadora’ gigante de plata del narcotráfico.
Ademas subraya que en Estados Unidos están empezando a mirar con mucho interés otro de los capítulos: el de cómo los paramilitares lavaron millones de dólares del narcotráfico en la industria del balón y por ello habla de AUC Fúbtol Club.
Al efecto reseña:
La penetración paramilitar en el fútbol comenzó, al igual que la de los carteles de la droga, en los años 80, a través de la vinculación de dineros del narcotráfico a este deporte. Pero cuando los grandes capos compraron franquicias de las autodefensas para recibir los beneficios de la desmovilización de Ralito, se dio la transición. Los entonces comandantes paras más interesados en el tema del fútbol fueron alias ‘Don Berna’, ‘Macaco’ y ‘Jorge 40’. Y llegaron, no a los grandes equipos, sino a cuadros de la segunda división que ocasionalmente llegaban a la máxima categoría a ocupar los últimos lugares de la tabla. Pero luego se extendieron a equipos de mayor renombre.
Una de las primeras evidencias sobre estos nexos está en una serie de conversaciones interceptadas a los paramilitares en la zona de desmovilización de Ralito. En uno de esos audios se escucha a Roberto Jiménez Naranjo, hermano de ‘Macaco’, hablando abiertamente sobre cómo son las transacciones de futbolistas y los porcentajes para repartirse de un equipo aficionado (escuchar audio). Esa charla, en su momento, hacía parte de una investigación más amplia que involucraba a ‘Macaco’, a su hermano y a un influyente político de Risaralda en una operación de lavado, la cual incluía negociaciones no muy claras del Deportivo Pereira. Hace varios años, la Fiscalía anunció una exhaustiva investigación contra ese club, la cual hoy no arrojó mayores resultados y terminó con la fuga del principal sindicado, Ramón Ríos, presidente de ese club, quien está acusado de lavado. Desde su celda en una cárcel gringa, ‘Macaco’ desenredará la compleja telaraña que se tejió entre los paras y algunos clubes del Eje Cafetero.
Otro ex paramilitar que tiene mucho que decir sobre su relación con el fútbol es Édwar Cobos, alias ‘Diego Vecino’, quien aún está preso en Colombia, a la espera de ser extraditado. Varios audios dejan claro que este ex comandante paramilitar también se interesó y tuvo relaciones con equipos de fútbol (ver recuadro). Los vínculos de ‘Diego Vecino’ con importantes personajes del fútbol nacional fueron bastante estrechos. Al menos así se deduce de otra conversación entre dos mujeres que trabajaban para el paramilitar, quienes comentan sobre la presencia de Leonel Álvarez, actual asistente de la Selección Colombia de Fútbol, en la fiesta de cumpleaños del jefe paramilitar en mayo de 2005. Otros asistentes a esa fiesta confirmaron a SEMANA que también estuvieron presentes René Higuita, el asesinado jefe paramilitar Vicente Castaño, quien no se quiso desmovilizar, y el narcotraficante Fabio Ochoa Vasco, propietario del Florida Soccer Club y quien actualmente purga una condena en Estados Unidos.
La revista dice que no menos contundentes resultan las conversaciones que sostuvo ‘Jorge 40’, en las cuales es más que evidente cómo el ex jefe del Bloque Norte de las AUC quitaba y ponía jugadores en transacciones que involucraban al América de Cali, el Real Cartagena y el Bucaramanga (ver recuadro).
Estas grabaciones y otros testimonios permitirían indagar qué tanto penetraron los narcos y los paras la dirigencia del fútbol nacional. Precisamente, las alarmas se volvieron a disparar el 8 de julio pasado, cuando fue asesinado Manuel Bernal Vargas, no solo por el crimen, sino porque el hombre era contador de Salvatore Mancuso, y revisor fiscal de la Federación Colombiana de Fútbol.
Añade que las investigaciones apuntan a una red del narcotráfico, encabezada por el capo Julio Alberto Lozano Pirateque, alias Don Julio o El Patricarca, quien se entregó la semana pasada a la justicia norteamericana, usó el fútbol como una gigantesca lavandería de dólares de la mafia, por medio de diferentes equipos de primera y segunda división, entre ellos Santa Fe, Atlético Juventud Soacha F.C. (hoy registrado como Juventud Girardot) y el Expreso Rojo, que comenzó en Fusagasugá y ahora juega en Zipaquirá. También aparece el equipo Esmeraldas Fútbol Club, que habría sido usado para mover millonarios recursos, comprar y vender jugadores, lavar dinero y darse un aire de dirigentes deportivos.
Junto con Lozano Pirateque, señala a Luis Agustín Caicedo, alias ‘don Lucho’, como comandantes de un poderoso cartel del narcotráfico, y aliados con Daniel ‘el Loco’ Barrera.
Esta organización, según la DEA, movió más de 912 toneladas de cocaína tan solo en los últimos cinco años, lavó más de 10.500 millones de dólares y tenía alianzas con los carteles mexicanos de Sinaloa y de los Beltrán Leyva.
Dice que según la Fiscalía, Lozano Pirateque conoció al entonces presidente del Santa Fe, Eduardo Méndez, y decidió invertir siete millones de dólares para comprarles el equipo en 2002 a los herederos de César Villegas, quien era el máximo propietario del equipo capitalino y había sido asesinado. Durante varios años, el onceno habría sido usado para mover millonarios recursos e incluso hay testimonios que dicen que llegaban tulas llenas de dólares a las oficinas del club y que varias veces a algunos jugadores les cancelaron sus honorarios con dólares. Las pesquisas oficiales también demostrarían que se habrían movido millonarios recursos en la compra y venta de jugadores. Este naipe se empezó a desmoronar en 2007, cuando Eduardo Méndez se vio obligado a dejar la presidencia del equipo para ir a Estados Unidos a responder ante las autoridades de ese país por cargos de obstrucción a la justicia, en donde fue condenado a un par de años gracias a la negociación que hizo. Hace un par de meses regresó al país.
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