Lina Ron, líder de los radicales grupos oficialistas que con frecuencia atacaron las concentraciones y marchas de la oposición en Venezuela, falleció el sábado. Tenía 50 años.

Ron, de 50 años, falleció a consecuencia de un paro respiratorio.

El ministro de Información y Comunicación, Andrés Izarra, a través de su cuenta de la red social Twitter, indicó «con gran dolor informo que la camarada Lina Ron ha ingresado sin signos vitales, producto de infarto, a una centro hospitalario de CCS (Caracas)».

Izarra añadió «honor y gloria a Lina Ron. Quedará por siempre sembrada en el amor del pueblo».

Ron, fundadora del partido Unión Popular Venezolana (UPV), que integra el bloque de partidos que respaldan al presidente Hugo Chávez, fue blanco de severas críticas de parte del jefe de estado por sus repetidas acciones violentas.

Chávez incluso había amenazado a la dirigente con distanciaría definitivamente de ella si continuaba con sus tácticas violentas.
«Ella es una buena mujer, pero ella tiende a la anarquía», dijo el mandatario.
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Ron repetidamente dijo que estaba «dispuesta tomar armas para defender la revolución» si era necesario.

La dirigente oficialista, quien es oriunda de la población oriental de Cantaura, a unos 300 kilómetros al este de Caracas, se definía a sí misma en una entrevista a la AP en 2002: «Soy una luchadora social. Eso es un hecho indiscutible… Yo soy la parte fea del proceso, a la que le toca la parte desagradable, entrompar (enfrentar)» a los adversarios de Chávez.

Sobre Ron, la cuarta de siete hermanos, pesaban varios procesos judiciales por diversos desórdenes callejeros que encabezó.

Uno de los incidentes más conocidos fue el que protagonizó a mediados de septiembre del 2001, luego de los atentados terroristas en Nueva York y Washington, cuando quemó una bandera de los Estados Unidos en los alrededores de la plaza Bolívar en el centro de Caracas.
Su protesta generó gran rechazo en el país.

Muchos opositores de Chávez creen que Ron era de sumo provecho para el gobierno. Sostienen que ella y otros radicales intimidan a la oposición, mientras que el gobierno «se lava las manos, y se distancia de ella», destacó en una ocasión el otrora ex miembro del gabinete ministerial de Chávez, convertido luego en un férreo opositor, Alfredo Peña. AP