La Crónica Radio Santa Fé

Heleno de Freitas, el futbolista que odiaba el fútbol

Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)

Una de las páginas de “La Historia del Fútbol Mundial” habla así de Heleno de Freitas:

“Estamos en el mundo de lo fantástico; el folclórico Prancha, mixto de filósofo y técnico, se instalaba detrás de un mostrador de naranjas como si fuera un vendedor en la playa de Copacabana. Y lanzaba a cada niño una fruta. Según la reacción, separaba al crack del menos dotado. Heleno de Freitas, mineiro de 12 años, amortiguó la naranja en el muslo, la dejó caer en el pie, hizo malabarismos, la levantó a la cabeza, la trajo de vuelta al pie, pasando por un control de tacón. Y Neném vio que descubría el más fino, inventivo y el carácter más importante del País. Por eso, hasta su muerte, llevará en su cartera la foto de ese que se luciría como ninguno en el Botafogo de Futebol e Regatas – mucho más que el brillo fugitivo de la gloriosa estrella solitaria de club blanquinegro carioca.

“Y es verdad. Heleno -nacido en São João Nepomuceno, el 12 de Diciembre de 1920- vivía en Río en el 33. Se mudó la familia para la entonces capital de Brasil, cuando murió Oscar de Freitas, negociante de café, casado con Maria Rita y padre de ocho hijos. De ellos, sólo el quinto era difícil y atormentado.

Eso, desde la escuela primaria y las divisiones inferiores del Mangueira, un modesto equipo del interior de Minas, donde este producto genioso de los Freitas fue “center-half”.

“Tras cinco años en el fútbol de playa, Heleno surgió de “half” en el Fluminense. Pero el técnico Carlomagno hizo de él un “center-forward”. En la época, de Freitas era vendedor y estudiaba derecho en la Universidad del Estado de Río. Sin embargo, desde São João Nepomuceno, su corazón era blanquinegro y, sin dejar el Flu, entró en el Botafogo. Eso sólo fue posible porque dichos clubes actuaban en ligas distintas. Con la unificación de las competiciones, de Freitas se quedó en el Botafogo, que era el equipo de sus amigos de partidos de barrio y bohemia – como João Saldanha, uno de los hombres más dignos de la prensa, de la izquierda y del fútbol en Brasil. En el blanquinegro, Heleno representó el espíritu del pícaro romántico, transmitió alegría de vivir y no se enfadó con la bola – con ella, nunca, era imposible, jamás”…

Eran los tiempos del gran jugador, uno de los más grandes del momento. Pero llegó el momento de la angustia, de la desesperación, del dolor. Así lo registró “La Historia del Fútbol Mundial”:

“En 1953, la familia lo internó en la ciudad mineira de Barbacena, donde un amigo suyo era médico en una casa de salud. Al principio, el sifilítico se precipitó en las tinieblas insondables de la locura. Después, una revista lo mostraría en pijama, obeso y triste. Por fin, sólo como un navío sin puerto y sin condiciones mentales para pedir un sacerdote, murió el 8 de Noviembre de 1959. Eso sin saber que el país venciera en Suecia. Sin saber que sería película (Heleno, de Gilberto Macedo) u obra de teatro (Heleno-Gilda, de Edilberto Coutinho). Y sin tiempo para leer esto de Armando Nogueira: ´´El fútbol, fuente de mis angustias y alegrías, me reveló a Heleno de Freitas, la personalidad más dramática que conocí en los estadios de ese mundo´´”.

Aunque fragmentaria, así fue la vida de este crack del fútbol mundial y que ahora la recrea magistralmente Andrés Salcedo, otro crack del periodismo colombiano en su libro El día en que el fútbol murió, publicado por Ediciones B. Es una biografía novelada que hace doler el alma y que aunque a los colombianos les hace revivir esos años dichosos de la mitad del siglo pasado, el final de Heleno de Freitas fue muy, pero muy dramático y así, tal cual, lo retrata salcedo en su libro.

– ¿Cómo surgió la primera idea para hacer este libro?
– Llevaba mucho tiempo contándome a mí mismo esa historia, que fui enriqueciendo en mi mente a lo largo de los años. Pero la escena que dio origen a la novela siempre estuvo ahí, entre mis recuerdos de infancia: la llegada de Heleno de Freitas a mi barrio en su lujoso automóvil. Por supuesto la incluí en el libro.

– ¿Para los barranquilleros y para los colombianos de más de 60 años qué significó Heleno?
– Fue el primer gran ídolo deportivo que tuvo la ciudad. El primer futbolista al que se le perdonaron hasta los malos partidos y los excesos en su vida privada.

– ¿Podemos comparar con algún jugador de hoy a Heleno de Freitas?
– No veo a ninguno que se aproxime siquiera a lo que fue este personaje. Quizás el irlandés George Best, en los años sesenta creó a su alrededor una leyenda un poco parecida a la de Heleno.

– ¿Por qué al brasilero le dio por ser jugador, abogado y Don Juan?
– Además de todo eso fue muchas otras cosas más: intelectual, políglota, eterómano, jugador empedernido (perdió todo lo que se ganó en Colombia en un casino de Barranquilla). Y la gran paradoja de su vida es que, en el fondo, odiaba el fútbol. No se sentía a gusto entre los futbolistas. Detestaba a los directores técnicos y a los árbitros. Donde mejor se sentía era en los círculos intelectuales de Río de Janeiro.

– ¿Qué consideras los más significativo de De Freitas como futbolista?
– Su exquisitez. Fue un esteta del fútbol. No ha habido nadie que tuviera una visión más poética del juego.

– ¿Era un verdadero macho cabrío en la cama?
– Tuvo muchas amantes, tanto en Brasil como en Colombia, la mayoría prostitutas. Según uno de sus biógrafos, fue amante de Eva Perón el año en que jugó en el Boca Juniors, dos años antes de llegar al Júnior de Barranquilla.

– ¿Las mujeres se desvivían por tener una gran aventura con el futbolista, abogado y Don Juan?
– Incluso las mujeres que no se interesaban por el fútbol, iban al estadio sólo para verlo. La dueña del prostíbulo más famoso que había en Barranquilla el año en que el jugó aquí, confesó que Heleno la excitaba sexualmente incluso viéndolo vestido.

– ¿Cómo fue la reacción del brasilero cuando le dicen que está infectado?
– Cuando le detectaron la neurosífilis en el hospital Santa Clara de Belo Horizonte, ya la mente de Heleno estaba destruida, así que no fue consciente de la tragedia.

– ¿Cómo fue su muerte?
– Murió en 1958 en el hospital para enfermos psiquiátricos de Barbacena, una pequeña ciudad vecina del lugar donde había nacido, Sâo Joao Nepomuceno, en el Estado de Minas Gerais. El hombre que fue llamado “el futbolista más bello de Brasil” era entonces un guiñapo humano, pesaba poco más de 30 kilos y sólo le quedaba un diente. Había perdido del todo la razón.

– ¿Qué fue lo más complicado en la escritura del libro?
– Como el libro no se limita a contar los últimos años de Heleno, sino también la vida de un barrio en una ciudad del Caribe que no es otra que Barranquilla y la rivalidad de dos famosos comentaristas deportivos, el mayor reto estuvo en mantener el equilibrio entre las tres historias sin que el relato perdiera fuerza ni ritmo.

– ¿Quedaron anécdotas sin contar?
– Hmmm…Con las anécdotas que deseché podría escribir otros dos libros sobre el personaje. No te olvides que sobre Heleno se han escrito en Brasil cuatro biografías y una obra de teatro y el año pasado se rodó una película que está a punto de estrenarse. En ella trabaja la actriz colombiana Angie Cepeda en el papel de amante de Heleno.