Buenos Días con Jesús
La invitación de hoy es a recibir el llamado del señor, aceptarlo en nuestro corazón con amor y humildad para trabajar cada día en su nombre.
Así, los primeros serán postreros y los postreros, primeros; porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos.
Y subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus doce discípulos aparte en el camino y les dijo: he aquí, subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte; y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan, y le azoten y le a crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
Entonces se acercó a él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo.
Y él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu reino.
Entonces Jesús, respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber y ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos.
Y él les dijo: A la verdad de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por mi Padre.
Y cuando los diez oyeron esto, se enojaron con los dos hermanos.
Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.
Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor; y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.