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La Batalla de Boyacá: Una lección de 194 años de historia

BATALLA DE BOYACÁ --–Muchos tratan de minimizar la gesta del Puente de Boyacá, ocurrida el sábado 7 de agosto de 1819, diciendo que fue una “batallita”, dadas las dimensiones del puente y el número de patriotas que enfrentaron al Ejército español.

Sin embargo, todos los historiadores le dan la relevancia que para el momento tuvo cuando las tropas españolas y los criollos se enfrentaron en el campo de Boyacá, cada uno con un objetivo preciso: El Ejército Realista tenía como misión tomarse Santa Fe de Bogotá y el Liberador deseaba impedir a toda costa esta maniobra.

Lo cierto es que la Batalla de Boyacá se convirtió en el inicio de la independencia del norte de Suramérica, y se considera de suma importancia pues llevó a los triunfos de las Batallas de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín Ayacucho en el Perú y Bolivia.

puente_de_boyaca_thumb_1Tal como lo detallan los textos de historia, la gesta en el Puente de Boyacá la protagonizó el Ejército Liberador conformado por 2.850 combatientes entre criollos, mulatos, mestizos, zambos, indígenas y negros al mando del general Simón Bolívar; la vanguardia, dirigida por Francisco de Paula Santander y la retaguardia, por el general José Antonio Anzoátegui.

Por su parte, el Ejército Realista – que pertenecía a la tercera división del Ejército Expedicionario de la Reconquista – estaba conformado por 2.670 soldados, de los cuales 2.300 eran de infantería, 350 de caballería y 20 de artillería. Su Comandante General era el coronel José María Barreiro; el Jefe del Estado Mayor, el Coronel Sebastián Díaz y lo comandaba el Coronel Francisco Jiménez.

Desde el alto de San Lázaro en Tunja, el Libertador y el estado mayor observaron los movimientos del Ejército realista. A las 10 de la mañana ordenaron impedir el paso por el Puente de Boyacá, en el cual confluyen los dos caminos: el de Samacá, utilizado por los realistas desde Motavita y el camino real, utilizado por los patriotas.

A las 2 de la tarde la descubierta del Ejército patriota, encomendada al capitán Andrés Ibarra con sus jinetes, descendió del Boquerón de El Tobal y llegó hasta la Casa de Teja y sus alrededores, donde se enfrentó a la vanguardia realista que estaba en pleno almuerzo. El general Francisco de Paula Santander inició con la vanguardia el combate, y puso en retroceso a la vanguardia realista hasta el Puente de Boyacá, donde estaba fuerte en la orilla opuesta del río Teatinos.

En ese momento llegó al campo de Boyacá el grueso de la división de Barreiro por el camino de Samacá y se enfrentó a la retaguardia patriota comandada por el general Anzoátegui. En esos momentos llegó a la casa de Teja el Libertador Bolívar, quien se ubicó en una colina equidistante entre el puente y la casa. Así dice el coronel Antonio Obando en sus Apuntamientos para la historia: «El general Bolívar con nuestra retaguardia siguió el movimiento de Barreiro y se formó un frente al lado opuesto del río». A las 3 de la tarde la acción militar era intensa en dos combates simultáneos: las dos vanguardias en los alrededores del puente y el grueso de los ejércitos en la planicie hacia el camino de Samacá. Las fuerzas patriotas tenían unidad y facilidad en las comunicaciones; en cambio, las realistas estaban incomunicadas y separadas por el Teatinos y la vanguardia patriota.

Los soldados patriotas presionaron con heroísmo contra las fuerzas de Barreiro. La infantería patriota, con perfecta disciplina y asombrosa actividad militar, hizo un movimiento rápido y envolvente. Por su parte, el coronel Juan José Rondón con sus lanceros de Llano Arriba recibió la orden de atacar por el centro al ejército realista. Los lanceros de Rondón arremetieron con ímpetu a la infantería realista, que incapaz de resistir retrocedió en desorden. Un escuadrón de la caballería realista huyó por el camino de Samacá sin presentar resistencia. Asimismo, los patriotas aniquilaron al Batallón 2 de Dragones del ejército español.

Por su parte, simultáneamente Santander ordenó a las guías de Casanare, guiados por José María Ruiz, pasar al riachuelo Teatinos para volver por la espalda a la vanguardia realista. Los patriotas treparon por los escarpados lugares llenos de matorrales y se presentaron de improviso para envolver por la espalda a la vanguardia realista comandada por el coronel Francisco Jiménez. Dos escuadrones de españoles se enfrentaron a los llaneros, pero fueron derrotados. El general Santander aprovechó el desconcierto del enemigo para lanzar sobre el Puente de Boyacá a los batallones Cazadores y Primero de Línea, comandados por los tenientes coroneles Joaquín París y Antonio Obando. La vanguardia patriota pasó a la orilla derecha del río Teatinos o Boyacá y se tomó el Puente, el objetivo de la contienda.

El coronel Barreiro siguió combatiendo a la defensiva. Trató de rehacer su infantería en otra altura, pero la rapidez de las tropas patriotas cerró aquel anillo de fuego, por lo cual la retaguardia realista, cercada por todas partes, tuvo que rendirse. Así mismo se rindió la vanguardia ante la fuerza militar de la patriota, con su comandante Santander, considerado el ‘Héroe de Boyacá’. La batalla terminó a las 4 de la tarde del 7 de agosto de 1819. Murieron más de 100 realistas, entre ellos el coronel Juan Tolrá y el comandante Salazar, y 150 quedaron heridos. De los patriotas murieron 13 soldados, entre ellos el capellán de la vanguardia, Fray Ignacio Díaz, y 53 quedaron heridos.

En la noche del 7 de agosto, un niño héroe de 12 años, Pedro Pascasio Martínez, quien no se dejó sobornar por monedas de oro, hizo prisionero a Barreiro y lo entregó a Bolívar en la casa de Teja. El niño fue ascendido a sargento por el Libertador y recibió una gratificación de 100 pesos. Los principales jefes realistas y 1.600 soldados españoles fueron hechos prisioneros.

En Ventaquemada el 8 de agosto, el general Carlos Soublette expidió el Boletín Nº 4 sobre la Batalla de Boyacá. El Libertador dictó el decreto de la ‘Orden de Boyacá’ para enaltecer a todos los batallones y escuadrones que participaron en la memorable batalla.

Con este enfrentamiento culminó la Campaña Libertadora de 1819, realizada en su corto período de 77 días, desde el 23 de mayo, cuando el Libertador Simón Bolívar expuso el plan en la aldea de los Setenta ante los jefes del ejército patriota, siguiendo un itinerario militar desde los Llanos de Casanare, la Cordillera de los Andes y las tierras de la antigua providencia de Tunja, el cual culminó en el Puente de Boyacá.

Al final, el coronel Barreiro no pudo lograr parar la rapidez con la que las tropas Patriotas los rodearon como «anillo de fuego». No tuvieron más remedio que rendirse ante el Ejército Patriota, con su comandante Santander, ‘Héroe de Boyacá’.

La batalla terminó a las 4 de la tarde. Murieron más de 100 realistas, 13 soldados patriotas y 53 resultaron heridos. Barreiro, junto a los principales Jefes Realistas y 1.600 soldados, fueron hechos prisioneros.

En el puente sobre la quebrada Teatinos se selló la independencia de Colombia. Por la forma feroz como combatió a los españoles, Santander fue considerado el «Héroe de Boyacá».

La Batalla de Boyacá se convirtió en la piedra angular de la independencia del norte de Suramérica, que llevó a los triunfos de las batallas de Carabobo en Venezuela, Pichincha en Ecuador y Junín Ayacucho en el Perú y Alto Perú o Bolivia.

Hay cuatro hechos que si no se presentan podrían haber cambiado el curso de la guerra de la independencia.

1. El ataque Heroico de Rondón y sus lanceros, que volteó la batalla del Pantano de Vargas, porque si esto no ocurre los patriotas habrían sido derrotados.

2. La información clave de la niña Estefanía Parra en el Puente de Boyacá facilitó el ataque y la encerrona a las fuerzas de Barreiro, que si logran pasar el ducto habrían huido, al menos la mayor parte.

3. La captura del general Barreiro por parte del niño-soldado Pascasio Martínez, que de no producirse hubiera permitido al oficial español huir hasta Santa Fe, donde había una fuerza de más de 3.500 hombres, reagruparlos y dar pelea con mejores recursos.

4. El rumor de derrota que llegó a Santa Fe, donde el virrey Juan Sámano encabezó una desbandada general de las fuerzas militares y del gobierno español. Si ese chisme no llega, así y en forma oportuna, seguramente otro sería el destino de esta campaña libertadora, que duró 77 días y en la cual se libraron cinco combates con resultados de victoria: el del Trincherón de la Paya, el 27 de junio de 1819; los de Gámeza y Tópaga 5 y 6 de julio), después del increíble paso del ejército libertador por el Páramo de Pisba; Pantano de Vargas (25 de julio); Puente de Boyacá, 7 de agosto

LA VERSIÓN REALISTA DE LA BATALLA

Las noticias sobre el triunfo de los patriotas y en especial el del Puente de Boyacá, el 7 de agosto, tomó por sorpresa y desorientó a las autoridades coloniales. El Virrey Juan Sámano huyó y le siguieron otros funcionarios. La Real Audiencia apenas pudo disponer la custodia del sello real y la conservación de los archivos.

La siguiente es la versión «realista» de la Batalla de Boyacá, de acuerdo con el relato hecho pocos días después por el licenciado Gabriel García Vallecillos, «OIDOR SUB-DECANO DE LA REAL AUDIENCIA DE SANTAFÉ EN COMUNICACIÓN AL REY».

Señor: El Oidor Subdecano de Vuestra Real Audiencia de Santafé aunque poseído del mayor sentimiento se ve precisado a comunicar a Vuestra Majestad su traslación y la de los demás Ministros de esta plaza por el desgraciado acontecimiento con la Tercera División de Ejército Expedicionario que el día 7 de agosto fue sorprendida en el Puente de Boyacá por el rebelde Bolívar con una fuerza como de 4.000 hombres muchos de ellos ingleses y negros de Santo Domingo con la ventaja de haber tenido tiempo para colocarse y tomar posición porque la neblina o lo falso del espionaje que servía al Comandante General Barreiro le impidieron tener conocimiento de cuándo levantaba su campamento, hasta después de haber emprendido su marcha. Fatigada vuestra División Real para poderle dar alcance cuando lo consiguió, el enemigo la esperaba en un lugar escabroso donde no puediera desplegarse ni operar la caballería tomando ventajosa posición en las alturas que dominaban el terreno, y temerosa acaso por lo ir defenso del punto, se esparció en ella la confusión, y antes, Señor, de 20 minutos, se puso en dispersión, quedando prisioneros el Comandante General Barreiro y su segundo Jiménez, sin que hubiese habido mortandad porque, puede decirse que no hubo batalla.

El enemigo cubrió los caminos de la capital y siguió marchando para ella pudiendo salvarse por casualidad dos oficiales que dieron la noticia a vuestro Virrey el día siguiente a las once de la noche, con el anuncio fatal de que los enemigos estaban en aquellas inmediaciones, y como en la capital ho había más fuerza que la de 400 reclutas del Batallón de Aragón, fue el motivo porque se creé que vuestro Virrey determinó el abandono. Con tal conocimiento a las tres de la mañana del día nueve se determinó en Acuerdo recoger vuestro Sello Real y seguir a esta plaza o al punto donde se viese que el Gobierno podía colocarse sin una sorpresa del enemigo, siendo el principal objeto, que las Provincias libres no quedaran sin el apoyo y consuelo de la justicia, como un mes antes lo habían premeditado el Tribunal y puéstolo en conocimiento de su Presidente para que previese y deliberáse si era posible evitar en tiempo este funesto mal, pero en la última hora con angustias y peligros, apenas hubo lugar para prepararse a salir marchando a pie algunos de los Ministros, teniendo que abandonar lo que el trabajo de muchos años les había proporcionado para su decente comodidad, caminando día y noche, otros con sus delicadas esposas y tiernos hijos andando a pesar de la obscuridad y de los males e intemperie, arrostrando el hambre y todo género de peligros, porque sólo de este modo pudieron haber salvado sus vidas.

Los pueblos estaban algunos mal dispuestos y sus vecinos en las orillas del Río asaltaban las barcas indefensas.

El día nueve a las seis de la mañana fue el abandono de la capital; a las cuatro de la tarde se cuenta que entró en élla el enemigo y que se ha ido extendiendo a otras provincias del Reino, no sabiéndose el estado de las demás por la incomunicación en que se está con ellas, y sí con certeza que están libres de su yugo, las de Ocaña, Río Hacha, Santa Marta, Cartagena y Panamá.

El día 22 del pasado septiembre, con motivo de indisposición del Oidor Decano, ofició vuestro Virrey al Ministro que representa, encargándolo del mando del Gobierno Superior del Reino, con el objeto de reorganizar el ejército y seguir con él las operaciones militares, cuya salida no ha verificado todavía y al mismo tiempo su determinación de que en esta plaza se situase vuestra Real Audiencia, para que se determinara lo conveniente a su restablecimiento, por lo cual se ha dado por el que representa las oportunas disposiciones y hecho congregar a vuestros Ministros par los Acuerdos preparatorios al restablecimiento con lo que dentro de pocos días dará principio vuestro Real Tribunal al ejercicio de sus funciones, y en el entretanto como el inmediato en antiguedad, el que representa ha creído de su deber dar a V. M. en su Supremo Consejo estas noticias para no se carezca del conocimiento que debe haber del estado y situación de este Reino y que con sus sabios conocimientos propenda a su tranquilidad y restauración.

Dios guarde la C.R.P. de V. M. los más que la Monarquía ha menester.

Cartagena de las Indias, 10 de octubre de 1819.

El Decano Regente de la Real Audiencia de Santafé Francisco de Mosquera y Cabrera decía al Rey el 4 de enero de 1820 desde Cartagena de Indias lo siguiente:[…]

Por él se ve que la Audiencia dispuso el modo de llevar consigo el Sello Real, y dio la única providencia que en circunstancias y momentos tan apretados era adaptable para conservar su archivo.

El Ministro que representa como Director de la Junta de Montepío, puso también en orden en cuanto fue posible, a que se libertasen los fondos que existían depositados en Caja pertenecientes a varios pensionistas de todas las provincias, que por no haber enviado sus poderes, no los habían percibido; y oficiando a los Ministros de la Real Audiencia para que los sacasen con los caudales de V. M. y contestándole de palabra, que no había tiempo ni bagajes para verificarlo, los puso en poder del Tesoro del mismo Monte para que cuidase de ocultarlos, socorriendo entre tanto a las viudas que los reclamasen con derecho y documentándose en debida forma.

(Componían la Real Audiencia los siguientes Oidores: Francisco de Mosquera y Cabrera; Gabriel García Vallecillos, Pablo Hilario Chica y José Miguel Castillo, Oidores. Agustín de Lopetedi y Eugenio Miota, Fiscales: y Marcelino Trujillo, Secretario).

Archivo General de Indias. Audiencia de Santafé. 748

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