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U. de Texas adquiere archivo personal Gabo

gaboEl Centro Harry Ransom, un museo y biblioteca para investigación en el área de humanidades en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, adquirió el archivo de Gabriel García Márquez.

El archivo de Márquez, fallecido el pasado 17 de abril en Ciudad de México, donde residía desde hacía décadas, pasará así a formar parte de la nutrida colección del Centro Harry Ransom de UT, uno de los más importantes del país, junto a objetos de Jorge Luis Borges, James Joyce, Ernest Hemingway o William Faulkner entre muchos otros.

El archivo, con documentos de la vida y obra del Nobel de Literatura colombiano, incluye desde borradores de su novela inédita «En agosto nos vemos», hasta investigaciones para «El general en su laberinto» (1989) y una copia mecanografiada y copiosamente marcada de «Crónica de una muerte anunciada».

«García Márquez es un gigante de la literatura del siglo XX cuya obra desborda originalidad y sabiduría», dijo Bill Powers, presidente de la Universidad de Texas en Austin, en un comunicado emitido el lunes. «La Universidad de Texas en Austin, con nuestra especialidad tanto en estudios latinoamericanos como en el área de preservación y el estudio del proceso de escribir, es el hogar natural para esta colección tan importante. Nuestros alumnos, nuestros profesores y el estado de Texas podrán beneficiarse de ella por muchos años».

«Es como si James Joyce se reuniera con Gabriel García Márquez» dijo a The New York Times el director del Centro Harry Ransom, Steve Enniss, que se congratuló por la adquisición del archivo del colombiano, que tiene previsto anunciar oficialmente hoy.

«Es muy apropiado que se una a nuestras colecciones. Es difícil pensar en un novelista que haya tenido tan amplio impacto», dijo.

Enniss remarcó además que esta institución es la única de sus características en «la frontera con América Latina».

El archivo, comprado a la familia del escritor, contiene «material relacionado a todas sus obras importantes», incluyendo el manuscrito final de la más célebre, «Cien años de soledad» (1967); o una copia de «En agosto nos vemos», su novela inconclusa y publicada parcialmente en The New Yorker (EE.UU.) y La Vanguardia (España).

Asimismo, incluye cerca de 2.000 cartas que el autor colombiano intercambió con los escritores Graham Greene, Milan Kundera, Julio Cortázar, Günter Grass y Carlos Fuentes; cerca de 40 álbumes de fotos y material relacionado con sus actividades políticas y su estrecha amistad con el líder cubano Fidel Castro.

Por el momento, se desconoce el precio de la adquisición.

El anuncio de la venta del archivo a la institución estadounidense ya ha despertado las primeras reacciones en Colombia, cuya ministra de Cultura, Mariana Garcés, ha dicho que para el país «es una lástima no tenerlo».

Gonzalo García Barcha, uno de los hijos del escritor, ha explicado a la emisora colombiana Blu Radio que «el Gobierno colombiano nunca se hizo presente ni hizo ninguna oferta», por lo que la familia «tomó la decisión de enviar los archivos a la Universidad de Texas».

«Nosotros queríamos que estuviera bien acompañado», añadió García Barcha al argumentar que en UT hay «colecciones similares».

El director general de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), Jaime Abelló, dijo hoy a Efe que el legado del nobel colombiano vendido por su familia a la Universidad estadounidense de Texas «queda en buenas manos».

Este legado, compuesto por manuscritos, notas, fotos y correspondencia de García Márquez, fallecido el pasado 17 de abril en México, formará parte de la colección del Centro Hary Ramson de la Universidad de Texas, en Austin, junto a objetos de Jorge Luis Borges, James Joyce, Ernest Hemingway o William Faulkner.

Abelló, quien confirmó que esos documentos son «una colección extraordinaria», dejó claro que «el Centro Ramson es uno de los mejores lugares del mundo para acoger el archivo» porque desde allí «tendrá acceso público y universal».

El director de la FNPI, fundada en 1994 por el autor de «Cien años de soledad» en Cartagena de Indias, explicó que esa institución cuenta con «uno de los más sofisticados sistemas de conservación, catalogación y digitalización».

«Eso significa que queda en manos de expertos, pero además podrá consultarlo cualquier interesado en la vida y obra de Gabo», nombre con el que se conocía al Nobel.

Abello argumentó que la Universidad de Texas es «una de las más interesadas en conservarlo por estar consagrada al estudio de la historia y la cultura de América Latina, y contar con una de las mejores bibliotecas del mundo».

Confirmó asimismo que la decisión de vender el legado ha sido de la familia del fallecido genio de las letras y celebró que quede «en buenas manos».

Respecto a las declaraciones de la ministra colombiana de Cultura, Mariana Garcés, quien lamentó que esa colección no quede en el país que vio nacer al escritor, Abello destacó que «el legado es tan amplio que hay maneras de asegurar que Colombia conserve otra parte».

Detalló que ya hay iniciativas como la construcción en Colombia de una biblioteca dedicada a García Márquez y además el Congreso tramita un proyecto de ley para llevar a cabo un reconocimiento nacional al más grande de los colombianos que ha dado la historia del país.

«Colombia no sólo está en la propia obra de García Márquez, tiene muchos referentes de memoria, además cuenta con mucho material audiovisual y testimonios que hay que organizar y recoger», apuntó el director de la FNPI en alusión a lo que se puede hacer en el país por el escritor.