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Toma del Palacio de Justicia fue una terrible equivocación del M-19 de la cual nunca nos arrepentiremos lo suficiente: Antonio Navarro

Aquí esta la cúpula del M-19 en una de sus pocas apariciones ante la prensa
Aquí esta la cúpula del M-19 en una de sus pocas apariciones ante la prensa
–Repetidas veces en estos 30 años he pedido, a nombre del M-19, perdón a las víctimas, afirma Antonio Navarro Wolf, el superviviente más antiguo del movimiento guerrillero que ejecutó la «toma» del Palacio de Justicia, el episodio más sangriento y oscuro de la historia colombiana, ocurrido los días 6 y 7 de noviembre de 1985.

«Fue una terrible equivocación de la cual nunca nos arrepentiremos lo suficiente. Por las víctimas que causó. Por su efectos sobre esa etapa de la historia de Colombia. Por los compañeros muertos», puntualiza el actual senador de la República Navarro Wolf, quien, sin embargo afirma que no sabe si en verdad hubo o no una alianza del Movimiento 19 de Abril- M-19, con el capo de capos, Pablo Escobar, quien habría financiado la operación.

«No puedo saber si fue así o no lo fue. Lo que sí es claro para mí es que el objetivo de la toma era hacer propaganda armada», complementa.

Entonces, la cúpula del M-19 estaba integrada por los siguientes personajes: Antonio Navarro Wolff, Germán Rojas Niño, Marco Antonio Chalita, Otty Patiño, Vera Grave, Libardo Parra Vargas, Rosemberg Pabón Pabón, Jesús Arjaid Artunduaga, Evert Bustamante, Rafael Arteaga, José Yamel Riaño, Remberto Artunduaga, Gerardo Ardila, Rafael Ernesto Vergara, Carlos Augusto Erazo, Eduardo Chávez, Jaime Bermeo Cruz, Alix María Salazar, Gustavo Petro, Clara Elena Enciso, María Rosalba Vásquez, Jaime Navarro Wolff, Ramiro Lucio, y Carlos Alonso Lucio.

toma-del-palacio-de-justicia«En estos momentos en que se debate un nuevo proceso de paz, ojalá el último y definitivo de nuestra historia patria, diría que difícilmente ha pasado en Colombia algo más terrible que los hechos del Palacio de Justicia en 1985», precisa el congresista en un escrito publicado en el diario El Colombiano de Medellín.

«Para que la reconciliación que ya da pasos avance mucho más, deben resolverse los juicios a los militares y saberse la suerte de los desaparecidos. Necesitamos demostrar que la reconciliación entre los colombianos es posible y realizable para que Colombia salga adelante», subraya Navarro Wolf quien este día hace 30 años estaba en Cuba recuperandose de un atentado con una granada de que fue víctima en la ciudad de Cali y cuya secuela es una pierna artificial que le permite caminar.

«Yo estaba por fuera de la línea de mando, pues me recuperaba de un atentado que me hicieron al arrojarme una granada en Cali unos meses antes, mientras encabezaba una negociación de paz con el gobierno. Ese atentado me había puesto al borde de la muerte, a más de costarme la amputación de la pierna izquierda y haber seccionado el nervio hipogloso, lo cual hace que aún hoy hable, literalmente, a media lengua. Por eso no sabía una palabra de la toma que empecé a seguir por la televisión cubana.

PALACIO DE JUSTICIA- HOLOCAUSTO
Navarro Wolf afirma que el asalto al Palacio de Justicia «fue un intento de réplica» de la toma de la embajada de República Dominicana, una operación de propaganda armada exitosa realizada por el M-19 en 1980.

Sin embargo, advierte que «lo del Palacio de Justicia nunca debió haberse realizado. El análisis de la situación nacional en el momento en que se produjo fue totalmente equivocado, su planeación desastrosa y sus resultados marcaron con fuego la historia de Colombia».

También precisa que «todos los miembros del M-19 que entraron al Palacio están muertos. También murió un importante grupo de miembros de la Corte Suprema de Justicia, así como de civiles, policías y militares. Si el objetivo de la toma era hacer propaganda sobre la responsabilidad del Gobierno en el fracaso del proceso de paz de la época, el resultado fue todo lo contrario».

Luego habla sobre el castigo a los guerrilleros responsables. «La verdad es que los que hoy se conocen como “máximos responsables”, Álvaro Fayad y Carlos Pizarro, primero y segundo comandante del M-19, recibieron un tratamiento implacable totalmente por fuera de la ley», señala y explica:

Fayad fue ejecutado fuera de combate un par de años después en un apartamento de la ciudad de Bogotá. Pizarro murió en un avión en vuelo donde le dispararon por la espalda, por acción de la mafia de los hermanos Castaño Gil, miembros del cartel de Medellín, tras la firma del acuerdo de paz de marzo de 1990.

También reseña:

Se ha mencionado con insistencia también la entrega de dinero de Pablo Escobar para ayudar a financiar la operación. No puedo saber si fue así o no lo fue. Lo que sí es claro para mí es que el objetivo de la toma era hacer propaganda armada.

Dice que con la firma de los acuerdos de paz del M-19 con el Gobierno Nacional, se archivó el proceso penal que cursaba contra los guerrilleros. Pero los militares implicados en actividades violatorias del DIH en la retoma del Palacio, no recibieron ningún tipo de beneficio jurídico y algunos de ellos están hoy presos. He repetido que eso es inconveniente para la estabilidad de un acuerdo de paz. La solución judicial debe ser para todos».

Tampoco se ha resuelto la situación de las personas que desaparecieron con motivo de los hechos de ese noviembre de 1985. Es necesario que el asunto se aclare para alivio de los familiares, precisa y habla más sobre el perdón:

«Debo resaltar que hijos de los magistrados muertos han perdonado al M-19. Que hijos de nuestros compañeros han perdonado a quienes mataron a sus papás, aún fuera de combate. Eso demuestra que la reconciliación de los colombianos es posible. Eso demuestra que se puede mirar adelante. Eso señala que sí hay esperanza de construir una nueva historia para nuestro país.

El perdón es una decisión personal de cada ser humano. No se puede decretar. Lo que he aprendido en estos años de madurez es que el perdón produce alivio. Por eso muchas veces es unilateral, es gratuito, no es la respuesta a una solicitud si no una decisión autónoma de quien lo otorga. Cuando se produce mejora la vida de quien perdona, se prescinde de una amargura que pesa y duele. El perdón hace la vida más liviana, menos amarga, sin odios ni rencores.

Al perdón es más fácil llegar sabiendo cuanta verdad sea posible. La verdad permite manejar el dolor, sabiendo con certidumbre lo que sucedió. En los casos de desapariciones de personas, enterrar al ser querido si finalmente murió, ayuda muchísimo a tramitar el duelo. En el tema de los desaparecidos de la cafetería, hay un déficit evidente en los hechos del Palacio que ojalá se supere.

Y claro, el reconocimiento del error y el arrepentimiento por los yerros cometidos, es la mejor garantía de no repetición, concluye Navarro Wolf.