La meteórica carrera de Juan Guaidó; en un abrir y cerrar de ojos se puso al frente de la oposición y del poder en Venezuela
–Juan Guaidó, apenas un joven de 35 años, que hasta hace poco era un diputado casi desconocido de un momento a otro no solo se puso al frente de la oposición, sino que frente a una multitudinaria e histórica movilización ciudadana, le montó un gobierno paralelo a Nicolás Maduro en Venezuela.
Además de autoproclamarse «presidente encargado» de Venezuela. recibió la «bendición» de la Casa Blanca y numerosos gobiernos de América Latina.
La carrera de Guaidó para convertirse en el líder más prominente de la últimamente adormecida oposición a Nicolás Maduro ha sido fulgurante.
Asumió el 5 de enero como presidente de la Asamblea Nacional (AN) casi por accidente, porque le tocaba a su partido, Voluntad Popular, y los principales líderes de su formación andaban con problemas legales.
Y comenzó a hacer ruido tan solo una semana después, con su breve detención por parte de un grupo de agentes del Sebin que, según el gobierno, actuaron de manera unilateral.
El momentáneo arresto parecía vinculado al confuso discurso que había dado el día anterior, muchos entendieron que se estaba autoproclamando presidente.
No lo hizo entonces, pero no dejó lugar a dudas este martes.
Guaidó, oriundo de La Guaira, estudió ingeniería en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) y un posgrado en administración pública.
Siendo un adolescente, le tocó vivir la mayor tragedia natural que ha sufrido Venezuela en el último medio siglo: el deslave de Vargas.
Guadió residía en ese estado costero cuando en diciembre de 1999 las incesantes lluvias hicieron que una pared de agua, rocas y escombros cayera por la ladera del cerro El Ávila, arrasando con numerosas poblaciones y provocando la muerte de entre 10.000 y 30.000 personas.
«Guaidó tiene una combinación de muchos tipos de venezolanos: es alguien que no es de una familia con mucha plata; de La Guaira, no de Caracas; que con mucho esfuerzo llegó a la universidad y sus padres con mucho esfuerzo le pudieron pagar una buena universidad», explica una compañera de estudios del político, que prefiere permanecer en el anonimato.
«Es un tipo transparente, que cree mucho en la institucionalidad».
Fue en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) donde comenzó su carrera política, convirtiéndose en representante estudiantil y organizando protestas.
«Teníamos un grupo que se llamaba ‘defiende tu voto’. En defiende tu voto, lo que hacíamos era dictar talleres», cuenta su compañera estudiantil en conversación con BBC Mundo.
Sus más cercanos lo describen como un joven que siempre estaba dispuesto a cualquier tarea, por pequeña que pareciera.
«Una vez nos metimos en una zona muy peligrosa, a dar una taller, a explicar a cinco vecinos opositores cómo defender el voto», ejemplifica la universitaria que compartió con Guaidó esa época.
«Juan necesita una planificación, no le gusta la improvisación. Parte de este cambio tiene mucho que ver con eso», considera.
Posteriormente, en 2009, Guaidó se convirtió en uno de los miembros fundadores del partido Voluntad Popular, junto al destacado dirigente opositor Leopoldo López.
Su visión de Venezuela, por entonces, era la de un país de «calidad»; con un sistema público-privado, donde la oferta pública sea igual de excelente que la privada y las ayudas sociales existan pero no creen una dependencia del Estado, comentan desde su círculo en la juventud.
El joven ingeniero entró en la política de lleno en 2011, cuando fue elegido diputado suplente en la Asamblea Nacional por Voluntad Popular, y posteriormente, resultó electo por primera vez como miembro principal de esta cámara.
Mantuvo un perfil relativamente bajo hasta llegar a la presidencia del Parlamento, en la que aterrizó casi por azar.
Cuando la oposición venezolana logró la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional en diciembre de 2015, los principales partidos que integraban la coalición ganadora, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) acordaron que cada año se rotarían en la presidencia del Parlamento.
Este año le correspondía a Voluntad Popular, la organización en la que milita Guaidó.
En aquel entonces, el nombre del joven diputado no sonaba como un fuerte candidato para presidir el Parlamento, pero los problemas judiciales y políticos que enfrentan los principales dirigentes del partido le despejaron el camino.
Una vez descartados López (en arresto domiciliario) y Carlos Vecchio (el número dos del partido, exiliado en Estados Unidos), la cabeza visible de Voluntad Popular en Venezuela era el diputado Freddy Guevara, quien tuvo que buscar asilo en la embajada de Chile en Caracas después del fracaso de la ola de protestas antigubernamentales de 2017.
Guaidó tomó posesión de su cargo como presidente en un momento difícil para esa institución, controlada por la oposición aunque despojada de sus funciones tras varias decisiones del Tribunal Supremo y la creación impulsada por Maduro de una Asamblea Nacional Constituyente «con poderes plenipotenciarios».
Desde el principio, el político echó mano de la Constitución venezolana para remarcar la «ilegitimidad» de Maduro y anunció que trabajaría para lograr una «transición» pacífica hacia la democracia en el país.
Sus palabras no fueron bien recibidas en el gobierno de Maduro, quien lo calificó de «títere» y «agente de Estados Unidos».
De hecho, tras su proclamación este miércoles como «presidente encargado» y el apoyo instantáneo de EE.UU., el gobierno de Maduro anunció la ruptura de relaciones con Washington.
Le decimos: ‘No al golpismo, no al intervencionismo, no al imperialismo'», subrayó en un discurso pronunciado desde el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores en Caracas.
Para los observadores de la política venezolana, hay ciertos paralelismos entre Guaidó y Leopoldo López, aunque ven al nuevo «presidente encargado» más abierto al diálogo.
López acabó entre rejas tras la ola de protestas gubernamentales de 2013. La gran pregunta ahora es: ¿qué pasará ahora con Guaidó?
¿Y con Venezuela? (Con información de BBC Mundo).