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Ojo con la gripe: La OMS alerta que es una amenaza mortal y exhorta a no subestimar el virus

Este panorama se vio en Colombia
–La mayoría de las personas piensan que la gripe (o gripa en Colombia) no reviste gravedad. Sus síntomas —dolor de cabeza, secreción nasal, tos y dolor muscular— se confunden con los de un resfriado fuerte. No obstante, la gripe estacional mata cada año a unas 650 mil personas.

Las precisiones las hace la Organización Mundial de la Salud, OMS, al formular un llamado a la comunidad internacional a no subestimar los efectos mortales del virus y a hacer efectiva la vacunación antigripal, sobre todo de los niños pequeños, los ancianos, las embarazadas y las personas inmunodeprimidas.

Recuerda que en septiembre de 2018, 100 pasajeros de un avión de la ruta Dubái?Nueva York empezaron a presentar síntomas respiratorios y se enfermaron. Al principio, las autoridades sanitarias pensaron que tal vez habían contraído una grave enfermedad respiratoria denominada síndrome respiratorio de Oriente Medio y pusieron el avión en cuarentena hasta que se les realizara un examen médico. Sin embargo, las pruebas mostraron que muchos pasajeros eran portadores de virus gripales, que se transmiten fácilmente por contacto estrecho o cuando varias personas permanecen durante horas en espacios cerrados, como los aeropuertos y los aviones.

En un extenso documento, la OMS hace las siguientes explicaciones sobre el tema:

Lo que la mayoría de nosotros llamamos «gripe» no es más que la gripe estacional, denominada así porque se registra dos veces al año en el invierno de las regiones templadas (una en el hemisferio norte y otra en el hemisferio sur). Además, los virus causantes circulan durante todo el año en las regiones tropicales y subtropicales.

El virus de la gripe está en constante mutación, cambiando de piel para escapar a nuestras defensas inmunológicas. Las pandemias pueden ocurrir cuando aparece un nuevo virus con capacidad para infectar al ser humano, de fácil transmisión y contra el que la mayoría de las personas no gozan de inmunidad. La Dra. Wenqing Zhang, Directora del Programa Mundial de la Gripe de la OMS, señala: «Sabemos a ciencia cierta que habrá una nueva pandemia por un virus de la gripe distinto, pero desconocemos cuándo, qué cepa vírica estará implicada y cuál será la gravedad de enfermedad. Esta incertidumbre hace que el virus de la gripe sea muy distinto de muchos otros patógenos».

Hace exactamente 100 años ocurrió una de las crisis más graves de salud pública de la historia moderna: la pandemia gripal de 1918, llamada coloquialmente «gripe española». En este artículo se exponen las enseñanzas que se pueden adquirir de anteriores pandemias gripales, la labor de preparación para la próxima pandemia y el modo en que las actividades relacionadas con la gripe estacional pueden fortalecer la capacidad de preparación para una pandemia.

La pandemia gripal de 1918

La intensidad y la velocidad de propagación de la pandemia gripal de 1918 fue casi inimaginable: infectó a cerca de un tercio de la población mundial (unos 500 millones de personas) y se calcula que, cuando se dio por finalizada dos años después, había matado a 50 millones de personas, una cifra muy superior a los cerca de 17 millones de defunciones causadas por la Primera Guerra Mundial.

En realidad, a la pandemia de 1918 se le llamó «gripe española» inmerecidamente, puesto que, antes de llegar a España, ya había causado anteriormente muchas defunciones en Francia y en los Estados Unidos de América, a pesar de que no se había informado a la población debido a la censura impuesta durante la guerra. Los médicos franceses solían referirse a la enfermedad como «maladie onze». El nombre de «gripe española» se debe a que las noticias sobre la pandemia empezaron a aparecer cuando se declararon los primeros casos en España, un país neutral durante la guerra y donde no había censura.

Una enfermedad atípica
Los patógenos no conocen de fronteras, clases sociales, situaciones económicas y edades. En el caso de la gripe, suele causar más defunciones entre las personas más jóvenes y los ancianos; sin embargo, la pandemia de 1918 fue especialmente mortífera entre los varones de 20 a 40 años.

Las pandemias afectan a la economía y las actividades sociales, como la escuela, el trabajo y otras actividades donde se reúnen gran número de personas. Además, una pandemia gripal puede perturbar considerablemente el funcionamiento del sistema sanitario de los países, ya que consume muchos recursos y requiere mucho trabajo de los profesionales sanitarios.

Al igual que muchas otras enfermedades, la gripe pandémica afecta principalmente a las poblaciones pobres y socialmente marginadas. En un estudio publicado en The Lancet sobre las posibles consecuencias de una pandemia similar a la de 1918 en el mundo actual se concluyó que «los países y regiones con menor capacidad de preparación para una pandemia serán los más afectados».

Sin embargo, el mundo actual es muy distinto al de hace 100 años. Ahora disponemos de antivíricos, vacunas, pruebas diagnósticas y métodos de vigilancia modernos. La OMS ha tenido mucho que ver con estas mejoras, gracias a su estrecha colaboración con otros organismos e instituciones nacionales y regionales. Además, también hemos extraído enseñanzas de posteriores pandemias durante los siglos XX y XXI.

Como explicamos en este artículo, nunca habíamos dispuesto de tantas herramientas para luchar contra las pandemias: un sistema mundial de vigilancia de la gripe para realizar una vigilancia permanente de la evolución de las cepas de virus gripales en circulación, un acuerdo sin precedentes para intercambiar virus y datos sobre la gripe y para reforzar la capacidad de preparación a escala mundial, constantes iniciativas de mejora de la eficacia de la vacuna contra la gripe estacional, y nuevos y potentes antivíricos. Sin embargo, hay asuntos en los que se debe trabajar para cuando se produzca la próxima pandemia gripal, sobre todo optimizar la colaboración entre todos los países y definir mecanismos para garantizar el acceso equitativo a vacunas, tratamientos y herramientas de diagnóstico para todas las personas, en todas partes.

Según explica la Dra. Sylvie Briand, Directora del Departamento de Gestión de peligros infecciosos de la OMS, «nunca antes habíamos tenido tanta capacidad para mitigar el impacto de las enfermedades, reducir sus costos económicos y sociales, y evitar defunciones. Sin embargo, es importante que los países continúen preparándose e integrando intervenciones innovadoras que pueden salvar vidas».

Las pandemias son impredecibles

Los brotes de gripe pandémica son impredecibles. En 1957 se registró uno en China que, tras propagarse a todo el mundo, se llevó la vida de un millón de personas. En 1968, otro brote causó entre 1 y 3 millones de defunciones. En 2003, la reaparición de la gripe A(H5N1) (o gripe aviar) demostró que podía haber transmisión de los animales al ser humano, si bien no llegó a declararse una pandemia porque el virus no tenía capacidad permanente de contagio de una persona a otra.

La pandemia de gripe porcina (virus A(H1N1)) de 2009 comenzó en México, donde causó síntomas graves en adultos sanos hasta entonces y se propagó rápidamente a más de 214 países y territorios o comunidades de ultramar. Se estima que el número de víctimas mortales fue de 105 000 a 395 000, pero cabe recordar que no fue un evento de la máxima gravedad si se tiene en cuenta que algunas epidemias de gripe estacional pueden ocasionar el doble de defunciones.

De acuerdo con un comité internacional convocado por la OMS para analizar la respuesta a la pandemia de 2009, «el mundo está mal preparado para responder a una pandemia grave o a cualquier otra emergencia de salud pública que sea también de ámbito mundial e igual de sostenida y amenazadora». Este comité pidió no solo reforzar las principales capacidades en materia de salud pública, sino también aumentar la investigación, adoptar un enfoque multisectorial, mejorar los sistemas de salud, promover el desarrollo económico en los países de ingresos medianos y bajos, y mejorar la salud de la población.

La Dra. Jacqueline Katz, Directora del Centro Colaborador de la OMS sobre Vigilancia, Epidemiología y Control de la Gripe de Atlanta (Estados Unidos), señala: «Lo que diferencia a la gripe de otras infecciones es que muta de continuo. Los virus estacionales siguen evolucionando, mutando y escapando a la protección que confieren las vacunas. Nos esforzamos mucho por estar un paso por delante a fin de detectar el virus que podría causar la próxima pandemia».

La gripe nos visita cada año, en todas partes, y los niños son uno de los grupos más vulnerables a ella. Por ello, hemos pedido a niños y niñas de todo el mundo que ilustraran este artículo. Estos son algunos de los dibujos pintados por niños de entre 5 y 15 años de Australia, China, Dinamarca, El Salvador, Francia, Letonia, República Democrática del Congo, Suiza y Tayikistán.

¿Estamos preparados para la próxima pandemia?

Habida cuenta de que la gripe es una enfermedad en constante evolución, la labor de prevención, preparación y respuesta debe adaptarse constantemente a estos cambios.

La OMS y sus asociados están elaborando una nueva estrategia mundial contra la gripe, que se pondrá en marcha este año, para ayudar a los países a desarrollar su capacidad de prevención y control de la gripe estacional. A su vez, las iniciativas nacionales fortalecerán la preparación mundial para la próxima pandemia. La estrategia se centra en tres prioridades: reforzar la preparación para las pandemias, ampliar la prevención y el control de la gripe estacional, y promover la investigación y la innovación (concretamente, mejorar la modelización y la previsión de las epidemias gripales y obtener nuevas vacunas, de poder ser una vacuna universal contra la gripe, eficaz contra todas las cepas del virus).

No obstante, se podría tardar hasta un año en obtener y distribuir una vacuna durante una pandemia, por lo que será fundamental aplicar medidas no farmacéuticas, como las de lucha contra la gripe estacional. Algunas de estas medidas se pueden tomar a nivel individual, por ejemplo, no salir de casa si se está enfermo y lavarse las manos con frecuencia.

Por su parte, las organizaciones también pueden adoptar medidas, como las políticas que limitan las reuniones de muchas personas en las que el virus pueda propagarse rápidamente. La OMS está elaborando nuevas directrices sobre estas medidas, basándose en datos científicos y en la experiencia adquirida durante las pandemias de 1918 y 2009. Sin embargo, la aplicación óptima de las medidas de prevención y control de las infecciones no evitarán que algunas personas contraigan la gripe y, en los casos graves, se les pueden prescribir antivíricos eficaces para curarla.

En la actualidad, menos de la mitad de los países cuentan con un plan nacional de preparación para la gripe pandémica, y pocos lo han actualizado para incorporar las enseñanzas adquiridas en 2009. No es de extrañar que los países de ingresos bajos, que ya están luchando para mejorar sus sistemas de atención primaria, suelan carecer de la capacidad y los recursos necesarios para elaborar y aplicar estos planes.

Para actuar con eficacia frente a una pandemia se requiere: un sistema de salud sólido y con recursos que disponga de personal sanitario bien formado y remunerado; sistemas de agua, saneamiento e higiene en funcionamiento; laboratorios de calidad para realizar un diagnóstico rápido; acceso a medicamentos y vacunas; y sistemas fiables para detectar y notificar los nuevos casos.

A juicio de la Dra. Briand, «seguimos encontrando obstáculos para mejorar la coordinación internacional y movilizar recursos suficientes y sostenibles para la preparación y la investigación a fin de obtener mejores vacunas, antivíricos y diagnósticos. Lo más importante es que todos los países apliquen estas medidas, sobre todo las comunidades con menos recursos que también serán más vulnerables a la próxima pandemia gripal».

Como explica la Dra. Zhang, «la gripe pandémica es un importante problema de salud pública que no podemos evitar o eliminar con la tecnología y los conocimientos actuales. Así, gran parte de nuestra respuesta a las pandemias se lleva a cabo cuando se producen, a fin de conseguir el máximo impacto en la salud y la sociedad. Las epidemias de gripe estacional son una buena oportunidad para prepararse para la próxima pandemia. Con objeto de lograr los mejores resultados posibles, tanto ahora como en el futuro, hay tres factores que son esenciales: la rapidez y la calidad del intercambio de virus y de información, la investigación y la innovación, y la coordinación mundial. En el caso de la gripe pandémica, el mundo debe trabajar en equipo».

Texto parcialmente retomado del artículo Pandemic influenza: an evolving challenge – en anglais.