Ciencia y Tecnología Nacional

Medicamentos “genéricos” representan ahorros de hasta el 71%

–Con igual calidad y efecto, los biosimilares –conocidos popularmente como los medicamentos “genéricos” de los biotecnológicos– pueden representar ahorros significativos tanto para el sistema de salud como para los usuarios finales. Por ejemplo el costo del rituximab, utilizado en pacientes con cáncer, pasaría de 4.187.381 pesos a 1.217.593 pesos. El reto está en dejar de importar el 100 % de ellos y empezar a fabricarlos aquí.

“Los biosimilares son medicamentos de bajo costo pero de alta importancia en el sector de la salud, y aunque en Colombia lo sabemos no producimos ningún medicamento de este tipo, todos son importados; aquí habría una gran oportunidad para el sector biofarmacéutico nacional”, señala el ingeniero biológico Juan Pablo Valencia Rodríguez, magíster en Ingeniería Administrativa de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín.

Para entender qué es un biosimilar, el investigador toma como ejemplo la insulina: “en los inicios de la farmacología se desarrollaron ‘medicamentos biológicos’, que eran extraídos de organismos vivos; por ejemplo la insulina se extraía del páncreas de animales. Luego se desarrollaron técnicas moleculares que permitieron extraer la fracción de ADN del ser humano que crea la proteína de la insulina, y así se pudo sintetizar en laboratorio, de manera que pasamos de ‘medicamentos biológicos’ a ‘medicamentos biotecnológicos’”.

“Cuando se desarrollan medicamentos biotecnológicos, es decir originales, que no existían antes, los autores reciben la patente. Esta patente, que les da exclusividad de desarrollo, solo es por 20 años, y después de ese tiempo otras empresas pueden producir ese mismo medicamento. A ese es al que llamamos biosimilar o genérico”.

Ahora bien, aunque los biosimilares son medicamentos garantizados, enfrentan un reto muy grande para desenvolverse en el mercado, pues compiten con empresas multinacionales farmacéuticas. “De ahí la importancia de hacer estudios como este en el país, que determinen si es factible o no apostarle a este tipo de medicamentos”, anota el investigador, quien recopiló, analizó y calculó cientos de datos referentes al mercado actual de biosimilares, tanto en la industria internacional como en la nacional.

“Para la muestra consideramos importante analizar el volumen de importaciones entre 2019 y 2021 de al menos 51 empresas, lo que nos permitió tener un nivel de confianza del 95 % en los resultados. También tuvimos en cuenta el cobro de aranceles e impuestos, los sobrecostos a raíz del proceso de importación, y los impactos en el sistema de salud colombiano y en el precio final para los consumidores”.

Así, se identificó que el sector farmacéutico es el quinto entre los 10 sectores con más importaciones en el país, después del de máquinas y aparatos eléctricos; reactores nucleares y calderas; vehículos como automóviles y tractores; y combustibles y aceites minerales.

“Entre 2017 y 2021 las importaciones en el campo farmacéutico crecieron en Colombia un 105 %. Tanto así, que en 2022 habían 16 medicamentos biotecnológicos (originales) aprobados y 50 biosimilares (genéricos)”.

Los más vendidos en el país son la enoxaparina, usada para enfermedades tromboembólicas porque impide la coagulación; el bevacizumab, que reduce la vascularización de tumores; el trastuzumab, que inhibe la proliferación de células humanas tumorales; la insulina glargina, que regula la glucosa; y el rituximab, que se usa en quimioterapia.

Los biosimilares del primer compuesto (enoxaparina), por ejemplo, representan un ahorro del 11 al 64 % respecto a sus originales, mientras que los de rituximab representan ahorros de hasta el 71 %.

“Aunque estas cifras parecen favorables, como todos los medicamentos biotecnológicos que circulan en el país son importados, estos generan un efecto negativo en la balanza del sector farmacéutico, pues hay más importaciones que exportaciones, lo que se traduce en mayores gastos en salud”, explica el ingeniero Valencia.

“El terreno es fértil para apostarle a la fabricación de biosimilares en el país, pues aunque se invierten cerca de 2,38 billones de pesos en medicamentos originales y 1,29 en biosimilares, la cifra de los segundos va en aumento, además de que solventaría en un 15 % el déficit comercial existente”, concluye. (Información y foto Agencia de Noticias UNAL).