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Petro: «Me encontraré con Mancuso, el que pudo haberme asesinado. Le tiendo la mano para que la verdad pueda reconciliarnos»

–Este miércoles, en su cuenta en la red social X, el presidente Gustavo Petro hizo una reseña de la violencia que ha vivido el departamento Córdoba, de donde es oriundo (municipio de Ciénaga de Oro 1960), a proposito de la revelación que hizo el excabecilla Salvatore Mancuso de que “en algún momento nosotros íbamos a atentar contra la vida» del actual mandatario de la nación.

«Ahora me he vuelto presidente de la república y estoy en Córdoba. Me encontraré con Mancuso, el que pudo haberme asesinado, y un Petro, descendiente de campesinos e italianos, le pedirá la verdad y su ayuda para que miles de campesinos sin tierra puedan acceder a la tierra que hoy lucho por entregarles. Será la indemnización a la violencia. Los flujos de la historia y de la humanidad nos encontraron en la guerra y en la paz», escribió el jefe del Estado.

El pasado lunes, en Montería durante la reinauguración de un proyecto para revivir el Idema en la región, el presidente Gustavo Petro hizo alusión a Salvatore Mancuso, a quien nombró «gestor de paz», y la decisión de la JEP, que será el tribunal que lo juzgará y definirá si le otorga o no la libertad.

“Si se puede, voy a invitar a Mancuso a mi oficina. Van a caer truenos y centellas. Le voy a proponer cerrar esa historia de la ‘cacería’ contra humildes campesinos. Un cordobés y otro cordobés, eso tiene que decirle algo al país. (…) No es que Petro va a llevar las armas al Congreso de la República, eso es que queremos desatar desde el poder constituyente un proceso de reconciliación, perdón y paz”, precisó el mandatario.

Este es el texto integral del escrito de Petro:

-A Córdoba llegó a principios del siglo XX un inmigrante pobre italiano de ideas revolucionarias: Vicenzo Adamo y fundó escuelas del pensamiento del socialismo libertario para campesinos y campesinas que empezaron a luchar por la tierra.

De allí surgieron Juana Julia Guzmán y Manuel Hernández «el boche» fundaron los baluartes rojos campesinos que eran cooperativas de producción de alimentos, hasta que los terratenientes asesinaron al Boche con sus perros de caza y sus escopetas.

Desde entonces en Córdoba la violencia acompañó la lucha por la tierra del campesinado.

Décadas después otro descendiente de la inmigración pobre italiana en Córdoba, se dejó influenciar de las ideas del fascismo genocida y reaccionó contra la violencia insurgente del EPL que había absorbido el inmenso movimiento campesino que se desarrolló en Córdoba en la época de la reforma agraria a principio de los años setenta: Salvatore Mancuso.

Mancuso con los Castaño venidos del narcotráfico de Antioquia y asesorados desde el estado por comandantes militares se pusieron en la tarea de exterminar el movimiento campesino que había originado Vicenzo Adamo, y se pusieron a «cazar» los dirgentes campesinos como lo hicieron los terratenientes con «el Boche».

Mancuso y los Castaño desencadenaron la violencia paramilitar en Córdoba y realizaron masacres de comunidades campesinas precisamente donde en los años treinta se crearon los «Baluartes rojos,» de » el Boche» y Juana Julia Guzmán.

La élite terrateniente del departamento, dueña de la política y el poder, habían sido agredidos violentamente por el EPL y de inmediato, aplaudieron, festejaron y entregaron sus hijas, a quienes volvían a Córdoba a su «estado natural»: un departamento sin campesinos, sin rebeldía. Olvidaron el porro y el fandango y escucharon las músicas norteñas mexicanas. Los gritos libertarios se apagaron, el movimiento eetudiantil fue asesinado, la universidad de Córdoba pasó a manos paramilitares. Los liberales y consevadores se volvieron uribistas y hasta el EPL, antes guerrillero, y ahora desarmado se pasó en gran parte al bando paramilitar.

La noche vino y el porro se escuchaba en las noches, en silencio.

En los setentas yo escuché de mis tíos las historias de la lucha campesina, el cordobazo estudiantil, ! Va a.estallar una revolución en Córdoba ! Me decían. Tambien eramos descendientes de la inmigración pobre italiana en ese departamento.

Me hice revolucionario del M19 y en Córdoba «me hice libre», siempre soñé con reivindicar su pueblo campesino y hacer allí la reforma agraria. Lo hablaba en las noches de Cienaga de Oro entre guitarras, porros musicales, poesías y amores con mi amigo Enán Lora Mendoza, el joven que me presentaba los dirigentes campesinos de la ANUC.para que entraran al M19, intuía que la violencia contra los ganaderos que desataba el EPL podía ser sustituida por un pacto democrático con el M19. Salimos ambos a la guerra. Enán fue torturado y asesinado por el DAS.

Recogí su cadáver calcinado en una carretera cercana a Bogotá y tuve que mandar el cuerpo del cantor poeta en un avión de carga a su tumba en Cienaga de Oro sin cumplir el sueño de emancipación campesina.

Ahora me he vuelto presidente de la república y estoy en Córdoba. Me encontraré con Mancuso, el que pudo haberme asesinado, y un Petro, descendiente de campesinose italianos, le pedirá la verdad y su ayuda para que miles de campesinos sin tierra puedan acceder a la tierra que hoy lucho por entregarles. Será la indemnización a la violencia.

Los flujos de la historia y de la humanidad nos encontraron en la guerra y en la paz

La diversidad étnica, indígena, negra, árabe, italiana, hispana, mestiza de Córdoba y las paradojas de la historia que fluye, ahora nos reune.

Hace 20 años Mancuso me hubiera asesinado, y hoy desde el gobierno tiendo la mano para que la verdad pueda reconciliarnos y permitir que Córdoba baile de nuevo en la vida y el fandango, en la belleza y su profunda cultura popular.