El presidente, Álvaro Uribe, insistió hoy en exigir a las FARC que den garantias reales a la liberación de todos los miembros de la fuerzas pública que retienentienen detenidos con el fin de canjearlos por guerrilleros presos.
«El Gobierno no puede perder de vista que se necesita también la garantía de que van a liberar a los demás», advirtió Uribe al rechazar que el Ejecutivo no facilite la entrega de dos militares que los rebeldes prometieron devolver de manera unilateral.
El presidente dijo que, por consideración con las familias de los rehenes, él aceptó que las FARC siguieran con las liberaciones parciales y que las hicieran ante la congresista opositora Piedad Córdoba.
Sin embargo, exigió que la Iglesia Católica y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se vincularan con la misión humanitaria en ciernes, lo que los rebeldes aceptaron luego.
Uribe agregó que lo único que dijo a las familias de los rehenes, con las que se reunió hace algunas semanas en Bogotá, es que la Iglesia y el CICR debían pedir a los rebeldes «una garantía de que van a liberar a los otros».
La misma exigencia ha sido reiterada por el alto comisionado para la Paz, Frank Pearl, para quien las FARC entorpece su anunciada oferta de liberar al cabo Pablo Emilio Moncayo y al soldado Josué Daniel Calvo, y entregar los restos del capitán Julián Guevara.
Moncayo está en manos rebeldes desde diciembre de 1997, lo que lo hace uno de los dos rehenes con más tiempo de secuestro, mientras que Calvo, hecho cautivo el pasado abril, es el miembro de la fuerza pública de retención más reciente.
Por su parte, Guevara murió de una aparente enfermedad tropical en 2006, ocho años después de que fuera secuestrado por las FARC, que lo incluyó junto a los otros en una lista de secuestrados con fines de canje por medio millar de insurgentes presos.
En esta relación, reducida en la actualidad a 24 militares y policías, según el Gobierno, estuvieron la colombo-francesa Ingrid Betancourt y los tres estadounidenses que fueron rescatados en julio de 2008 junto a once efectivos colombianos, en una operación militar encubierta en las selvas del departamento oriental del Guaviare.
«Que el terrorismo no nos engañe, que el terrorismo proceda a liberarlos», pidió Uribe, para quien su Gobierno «cumplió con todos los requisitos que se le pidieron» para la misión humanitaria.
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