Internacional

Polémica laboral en recta final de elecciones en Francia

La atención está puesta en la segunda vuelta de la elección presidencial francesa que disputarán el domingo el presidente Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande.

En el Día de los Trabajadores se realizaron tres manifestaciones, en una de las cuales la ultraderechista Marine Le Pen anunció que votará en blanco.

A raíz de la polémica decisión de Sarkozy de convocar una manifestación de sus partidarios para celebrar el «verdadero trabajo» al mismo tiempo que el tradicional desfile sindical, hubo tres movilizaciones paralelas en París, dando al 1 de mayo un cariz de demostración de fuerza.

En una de ellas, organizada desde hace años en esta fecha por el partido de extrema derecha Frente Nacional (FN) en honor de Juana de Arco, su líder Marine Le Pen anunció que votará en blanco en la segunda vuelta electoral y dio cita a sus partidarios en las legislativas de junio, «la tercera vuelta».

«No otorgaré mi confianza ni mandato a esos dos candidatos», «el domingo votaré en blanco», dijo.

Pese a una argumentación en favor del voto en blanco durante todo su discurso, Le Pen no dio explícitamente una consigna de voto: «Cada cual hará su elección. Yo haré la mía. Sois ciudadanos libres y votaréis según vuestra conciencia, libremente», afirmó.

Sarkozy, que no escatimó durante la campaña ataques a los sindicatos, en particular a la central CGT, que llamó a votar contra él, reiteró sus críticas el lunes acusando a sus dirigentes de haber «traicionado la causa del sindicalismo».

Jean-Luc Mélenchon, dirigente del Frente de Izquierda, exhortó a salir «todos a la calle». «Puesto que Sarkozy ha decidido dar la castaña a los sindicatos, nos encontrará en su camino», dijo.

Desaventajado en los sondeos, Sarkozy lanzó la inédita iniciativa de convocar una manifestación prácticamente a la misma hora que los sindicatos en otro lugar de París.

El discurso de campaña del presidente se derechiza cada vez más con el objetivo de atraer al electorado del Frente Nacional. Su afirmación sobre el «verdadero trabajo» indignó a los sindicatos y la izquierda.

Ante la polémica, que alcanzó incluso su propio campo, Sarkozy se corrigió, reconociendo luego que «verdadero trabajo» no fue una expresión «afortunada» y que quiso decir «verdadera fiesta del trabajo».