Construyamos Familia Nacional Opinión

La familia que la Constitución quiere (II)


Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia

La familia es la célula fundamental de la sociedad y merece especial protección por parte del Estado.

La Constitución quiere una familia en la que la opción del rompimiento sea el último recurso al que deba recurrir la pareja, luego de agotar todo lo que humanamente debe hacer para perseverar en el matrimonio ya sea ceremonia o consensual, sin importar su origen o condición. Y es que la Constitución sabe que para vivir feliz en la familia, basta con que a cada uno de los integrantes de la pareja se le dé la sana voluntad de ser feliz en su vida familiar. Los integrantes de la pareja deben saber que la vida sin dificultades, sin tropiezos no es posible, porque la naturaleza humano es voluble y el amanecer de cada día es como un nuevo renacer y una oportunidad feliz para que se renueven las promesas del matrimonio relativas a la convivencia, el socorro, la ayuda, el respeto, la solidaridad y la conservación responsable de la especie humana.

Y es que La Constitución sabe que un Estado que no tiene familias fuertes es tierra abonada para la miseria, la violencia, la anarquía, el atraso científico, la drogadicción, la corrupción, el delito. Por desgracia vivimos a diario la desintegración de familias y muchos de nuestros jóvenes crecen con una cierta animadversión hacia la vida respetuosa en pareja y prefieren la clandestinidad, el no compromiso, el madresolismo, el padresolismo, la soledad afectiva.

Hace un par de décadas era censurable y hasta mal visto el madre solterismo, así se tuviera el apoyo irrestricto del compañero y padre de familia. Hoy la situación que genera alarma, no son las madres solteras, sino las madres solas y de contera los hijos solos o abandonados a la suerte de sus abuelos o de un buen samaritano que le ofrezca hogar. Muchos de esos abandonados nunca encontrarán apoyo y sumarán en la lista de quienes no tendrán sus derechos fundamentales garantizados y hasta serán condenados a engrosar el difícil mundo del delito.

La Constitución quiere que El Estado tenga una política familiar coherente. Que no se proteja la mujer para violentar al hombre o a los hijos; que no se proteja al joven para violentar a los padres; que no se proteja al adolescente para violentar a los mayores y que la protección parcializada a la familia no degenere en una triste guerra de sexos.

Y, ¿cómo se podría unificar la política familiar del Estado?

Una opción es la creación del Ministerio de la Familia. La otra es crear la clase de educación para la vida en familia la que debe impartirse desde el primer año de primaria hasta el grado 11.

Desde hace veinte años, tal vez más, he sostenido que “Colombia necesita Ministerio de Familia y clase de educación para la vida en familia.”

No se trata de una propuesta burocrática, sino de reestructurar las actuales instituciones del Estado para desarrollar una verdadera política oficial para garantizar la familia que la Constitución quiere.

Y en cuanto a EDUCACIÓN FAMILIAR se refiere y teniendo en cuenta que los padres deben prepararse por lo menos desde los dos años antes engendrar o concebir a su hijo, con mayor razón debe educarse al ya nacido para que sea buen hijo, buen hermano, buen padre, buen esposo, porque solo así podrá llegar a ser buen ciudadano. La educación debe enseñar básicamente Psicología aplicada a la familia, relaciones humanas en la familia, derecho de familia, medicina familiar, educación para la vida sexual y economía domestica.

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