Tras dos años en el cargo, Astrid Helena Cristancho, secretaria privada de la Defensoría del Pueblo, renunció argumentando maltrato y acoso laboral por parte del defensor Jorge Armando Otálora.

En una misiva enviada al Defensor, Cristancho manifiesta que “me encontré desde el principio con una inclemente violencia verbal, sicológica, gritos, zapateos, manoteos, amenazas, pataleos, malos tratos en general”.

Sin embargo, explicó que no renunció antes “por amor a esta institución” y explica que es ella “el equilibrio que mantiene el trato cordial hacia los funcionarios que no tienen mayor acceso a su despacho y entre los miembros del gabinete, tratando de aminorar los efectos agresivos de las misiones o tareas que no salen como se supone deben salir, según sus criterios”, reseña.

Y añade, “Estoy segura de que ninguno de mis compañeros discute su gran trabajo, pero el reconocimiento de su buena labor no lo faculta pata maltratar. Ningún empleado de ninguna entidad pública o privada debe dejarse agredir sólo porque el líder de la entidad tiene buena imagen externa o por miedo a la represalias o a perder el empleo”, añade la carta.

Sostiene también que tras la publicación de una columna de Daniel Coronel, en la que se hacía referencia a los supuestos malos tratos del Defensor a sus empleados, fueron citados a una reunión.

“Supuse que nos iba a pedir disculpas. Pensé que iba a poder reconocer, como yo lo he hecho, que comete errores, y que humildemente está dispuesto a hacer un pacto para corregirlos. Lamentablemente y lejos de cumplirse mis anhelos, me sentí en una encrucijada donde casi que nos sugerían hacer un comunicado respaldando su labor”, asegura.

Finalmente asegura que si se abre una investigación y es citada a rendir testimonio, “no faltará a la verdad”.