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Tras sobrevivir a la selva, los niños indígenas se encuentran en mediuo de una disputa por su custodia legal

Los familiares de los cuatro niños indígenas que sobrevivieron a un accidente de aviación y a 40 días solos en la selva amazónica ahora libran una batalla por su custodia.

Los hermanos, cuyas edades van de 1 a 13 años, seguían hospitalizados en la mañana de este martes mientras mantenían “un proceso de recuperación satisfactorio”, informó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF.

Se prevé que continúen en el centro hospitalario por varios días más, un período que el ICBF está utilizando para entrevistar a familiares con el fin de determinar quién debería hacerse cargo de ellos después de que su madre muriera en el accidente del 1 de mayo.

La Directora del ICBF, Astrid Cáceres, dijo en una entrevista con la emisora BLU Radio que se asignó una trabajadora social a los niños a solicitud de sus abuelos maternos, que se están disputando la custodia con el padre de los dos niños más pequeños, bajo sospechas de maltrato. El ICBF adelanta una indagación.

“Vamos a hablar, a investigar, a entender un poco cuál es la situación”, dijo Cáceres, y añadió que su agencia no ha descartado que los hermanos y su madre pudiesen haber sido víctimas de violencia doméstica.

Lo más importante en este momento es el niño y las niñas, su salud, que no es sólo la física, sino la emocional, la manera como los acompañamos emocionalmente”, agregó.

La Procuraduría anunció que “se asignó a un procurador judicial con el fin de que ejerza intervención administrativa en los trámites que se llevarán a cabo dentro del Proceso de Restablecimiento de Derechos que se adelanta por parte de la Defensoría de Familia”.

Se espera que en los próximos días el defensor de familia asignado llame a declarar a uno de los familiares para profundizar en las denuncias por maltrato.

Manuel Miller Ranoque, quien fue uno de los rostros más visibles en la activa búsqueda de los menores perdidos ya que estuvo presente en la selva durante los operativos de rescate, fue señalado por la familia de su esposa Magdalena Mucutuy, que murió a los cuatro días del accidente, de supuesto maltrato y abuso, algo que él niega.

El pasado domingo, Narciso Mucutuy, abuelo de los niños, acusó a Manuel Ranoque de golpear a su hija Magdalena, y declaró a periodistas que los niños se escondían en el bosque cuando se desataban peleas en la familia.

Ranoque reconoció ante la prensa que había habido problemas en casa, pero consideró que se trata de un asunto privado de la familia y no un “chisme para el mundo”.

“Verbalmente de pronto sí. Físicamente muy poco, porque nosotros hacíamos más pelea de palabras”, respondió Ranoque ante cuestionamientos de la prensa.

El padrastro de las dos niñas mayores afirmó que no se les permitió verlas en el hospital, mientras Cáceres declinó comentar la razón al respecto.

La abuela materna, Fátima Valencia, dijo que aspira a recibir custodia de los cuatro niños.

Los niños viajaban con su madre desde la vereda Araracuara hacia San José del Guaviare cuando el piloto del avión Cessna monomotor de hélice declaró una emergencia debido a una falla en el motor. Poco después la aeronave desapareció del radar, y se inició la búsqueda de los tres adultos y cuatro niños a bordo.

Durante más de un mes, los niños -miembros de la etnia indígena huitoto- sobrevivieron comiendo harina de yuca y semillas, así como algunas frutas que hallaron en la selva y que ya conocían gracias a su crianza en la selva y sobretodo de la experiencia de Lesly, la hermana mayor, de 13 años, considerada la “heroína” que protegió a los menores.

Finalmente fueron hallados el viernes – frágiles, deshidratados y con síntomas de desnutrición- y trasladados en helicóptero a Bogotá, y luego a un hospital militar en el que les han proporcionado atención médica, incluidos servicios psicológicos. Las autoridades han tratado de hacerlo de forma acorde con su cultura, procurando que a los niños se les den alimentos y se lleven a cabo ceremonias espirituales a los que están acostumbrados.

Las dos hermanas mayores registraron este lunes “picos febriles”, mientras que el pequeño Tien Noriel, de 5 años, está siendo “monitoreado” por “alguna posible contaminación en la alimentación que recibió y que podría estar afectándolo”, detalló Cáceres a WRadio.

Tien Noriel, el único varón del grupo, estaba tan débil que no podía caminar, según el relato de los rescatistas indígenas que hicieron el primer contacto con los menores.

Tras dos días de cuidados “están muy bien de ánimo, han estado coloreando, dibujando. Les encanta conversar (…) tienen muy buena disposición”, dijo Adriana Velásquez, subdirectora del estatal Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en un video enviado a medios.

“La bebé [ de un año] sigue en cuidados intermedios, no por ninguna condición de gravedad sino por tener un monitoreo más cercano con el caso de ella por la edad”, agregó Cáceres.

“La evolución va dentro de lo esperado (…) el pronóstico sigue siendo de dos a tres semanas” de hospitalización, anticipó.